A la muerte de Lope de Vega

Este de quien el Lauro es corta gloria
en copiosos conceptos que derrama,
libra su excelso túmulo en su fama,
y el trofeo inmortal en su memoria.

No el bronce le reserva eterna historia,
en unos y otros números le aclama,
y en vivos esplendores de su llama
contra el olvida ilustra su victoria.

Milagroso prodigio en fértil pluma,
admiración será de las edades,
honor de lo ingenioso y lo fecundo.

Mas porque nunca el tiempo le consuma,
vota al cielo a su nombre eternidades,
dolor España, y sentimiento el mundo.

Fernando Cardoso

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