"A los seis años comencé a competir en la categoría de videntes, hasta que en 1998, tras una revisión oftalmológica, me detectaron una deficiencia visual. En ese momento ingresé en la ONCE y me introduje en el deporte paralímpicos."

Enrique Floriano Millán



"Cada competición es un mundo. Me acuerdo en Pekín, cuando subí al podio estaba disfrutando como si fuera la última vez que iba a subir a un podio en unos Juegos, porque no tenía muy claro cuál sería el futuro. Después de Pekín empecé a trabajar y vi que era un punto y final o un punto y aparte en mi carrera deportiva desde el punto de vista de unos Juegos, pero el apoyo que hemos recibido tanto de las empresas privadas como del Comité Paralímpico a través del plan ADO creo que ha sido el detonante para abrirme camino hasta estos Juegos. Ha sido todo despacio: primero, la ayuda económica que me ha permitido dedicarme exclusivamente a esto, y luego con la dedicación de mis entrenadores, fisios y médicos con los que hemos trabajado poco a poco pero de manera intensa hasta hoy."

Enrique Floriano Millán


"Por macabro que suene, la discapacidad me ha dado más de lo que tenía antes. Yo participaba en una liga regional y mira donde estoy ahora. Jamás hubiera soñado con estar en Atenas. No toqué fondo ni me deprimí en ningún momento."

Enrique Floriano Millán


"La natación paraolímpica es el deporte más importante."

Enrique Floriano Millán


"Mi intención es estudiar cocina; soy un forofo, me encanta investigar y combinar alimentos nuevos para descubrir sabores. Mi familia teme que me pase algo con los utensilios de cocina -cuchillos y demás cosas punzantes-, pero yo soy independiente y me puedo arreglar perfectamente. Además, con el tacto tan desarrollado basta con palpar para no confundirme, pero que nadie piense que ando toqueteando la comida..."

Enrique Floriano Millán



“Yo salí del vientre de mi madre y me puse a nadar casi.”

Enrique Floriano Millán













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