A mi aldea

Feliz quien nunca ha visto más horizonte
que el que allí se divisa de una mirada
un pedazo de cielo y otro de monte,
cuatro casitas blancas y una cañada.
Oh mansión de venturas, risueño nido
de tu adorado seno, yo ver quisiera
en un rincón, oscuro, desconocido, deslizarse tranquila mi vida entera!
Cuando hacia mí la muerte tienda su mano
y el término señale de mi camino,
¿En qué remotos climas o mar lejano descansarán los huesos del peregrino?
Así que aclare dudas tenebrosas
y después del postrero de mis momentos,
más que artísticas tumbas, labradas losas,
de mármoles sepulcros o monumentos,
para mi humilde cuerpo, mi alma desea
un rinconcito oscuro, muy solitario, allá en el cementerio que hay en mi aldea,
al protector abrigo del campanario.

Enrique Labarta Pose


 Ay por Dios, meus amiguiños
si por fado do Perello
morro lonxe da terriña
aunque sexa por correyo
mandádeme a miña aldea
¡Si eiquí m' enterran toleo!
Non m' acostumo antre mortos
que non falan o gallego!

Enrique Labarta Pose


De los sonetos ahí...

De los sonetos ahí os va la crema,
aunque Apolo me dé la cesantía,
que los ripios me llenan de alegría
y es cada ripio para mí un problema.

Tomarlo todo a broma es el gran lema;
no pensar, la mejor filosofía:
porque suele morir de apoplejía
quien en el mundo su dolor extrema.

¡Viva el placer, la juerga, la ventura!
Pensando así, en buhardilla o entresuelo
goza el más pobre sin igual dulzura;

que en medio de su pena y su desvelo
aún le queda en el alma una abertura
para tomarle a su vecino el pelo.

Enrique Labarta Pose



El Manicomio del Universo

La tierra es un manicomio,
donde andamos todos sueltos,
pues Dios, al hacer los mundos,
quiso escoger este nuestro,
para que fuese la jaula
de locos del Universo.

Aquí, los demás planetas,
nos remiten por correo,
los espíritus chiflados
y las almas de deshecho.

Mas,... estamos como estamos,
porque el que más y el que menos,
lleva su locura mansa
cobijada en el cerebro.

Unos tienen la manía
de acaparar el dinero,
para que con él la corran
sus alegres herederos.

Otros hay que se figuran
que tienen mucho talento,
y que engañan a las gentes
con cuatro frases de efecto.

Hay quien se cree un Adonís
y es más feo que un cangrejo;
quien vive dándose tono
y grave callando y tieso,
va por el mundo adelante,
dejando un rastro en el suelo,
como el que deja la hormiga
en la arena del desierto.

Quien se juzga necesario
y al morir no deja un hueco;
quien sueña con las grandezas,
que, al fin, no son más que un sueño.

Y, en fin, hay quien de ilusiones,
constantemente viviendo,
tiene los pies en la tierra
y en la luna el pensamiento.

¡Todos, todos somos locos!
y hasta yo, por no ser menos,
también me creí poeta
en mis infantiles tiempos,
aunque ahora ya, a Dios gracias,
casi curado me encuentro.

Y si todos somos locos,
-dirán ustedes muy serios-,
¿qué son los del manicomio?

Pues bien; esos... son los cuerdos.
Pues, desde el punto de vista
que aquí los demás tenemos,
los únicos que están sanos
nos parecen los enfermos.

Nosotros somos los más
y ellos aquí son los menos,
y como la mayoría
se impone, nos imponemos,
fundamos los manicomios,
y por consecuencia de eso,
los locos quedamos fuera,
los cuerdos van para dentro.

Enrique Labarta Pose






















No hay comentarios: