A Néstor Galindo

En medio la batalla vi tu frente,
do se mostraba al par de tu entereza,
melancólico sello de tristeza
como la última luz de un sol poniente.

¿Penetró acaso tu mirada ardiente
el destino guardado a tu cabeza?
¡Atrás vano pesar, la fama empieza
tu nombre a enaltecer de gente en gente!

Joven gallardo, liberal y bravo,
retaste a la insolente tiranía,
que hollarte pudo muerto, nunca esclavo;

vate y soldado de la patria mía:
Y yo te lloro y tu valor alabo,
mi dolor y un laurel reofrezco hoy día!

Daniel Calvo

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