Alba contigo

Helado como aura de lucero
confuso imaginé que me quería,
sin dolerme la herida que me abría
la navaja tenaz de sus “te quiero”.

Fragante, como tierra de aguacero
me elevaba cuando languidecía,
y sin verlo mi alma descendía
como presa de un beso traicionero.

Sólo quiero el calor que pueden dar
sus brazos como manto de mi pecho,
sólo como descanso reposar

mecido en los aromas de su lecho.
Sólo quiero por alba al despertar
la golosa blancura de su pecho.

 Francisco Cuaresma Borrero


Amor de aceituna

Sombra de dorados cauces,
que suspiran a la luna,
con aromas de violeta
y resonancias de azúcar.

Mis sentimientos se pierden
entre las mil telarañas
de juventud y esperanzas,
contigo o sin ti, preciosa,
siempre, entre nardos de plata,
se acongoja mi suspiro,
con el brillo de la espuma
ansiosa de ser la playa.

¡Ay, entre el olivar!
se ocultan mi sentimientos
que no saben las gitanas,
ni lo acarician las brujas.

Ay, mis colinas de Úbeda,
ay, de tus pechos, preciosa,
prohibidos como la droga.

Quiero volar entre olivos,
sereno en la noche oscura.

Quiero ver tu carne dulce
y sumirme en el deseo
de la eterna desventura.

Y no arrebatar mis sueños
¡que no quiero estar despierto!

Que mientras sueñe con ella
mi corazón será eterno
y señor de las auroras.

Francisco Cuaresma Borrero


Corazón torpe

No ignoro que jamás será tu boca
oasis en mi tórrido desierto.
Tampoco por tus manos fue cubierto
este alocado cuerpo y se desboca.

El amor es un juego en el que toca
ambicionar el propio desconcierto.
Alegre juega el corazón incierto
y en todas sus apuestas se equivoca.

En esa injusta ley del sentimiento,
clamores de amargura desoía
y en tierra movediza hallé cimiento

de un sueño que más tarde sucumbía
en el súbito vaivén de un escarmiento
¡Qué torpe corazón el que me guía!

Francisco Cuaresma Borrero


Eres

Eres ronda nocturna en mi ventana,
eres luz en mi triste amanecida,
eres canto, mi alondra adormecida;
eres azul frescor de mi mañana.

Aroma que la rosa al clavel gana,
halcón en su gallarda acometida,
el grito en primavera de la vida,
eres oro de trigo en la besana.

Eres razón oculta en lo que soy,
la concepción de amor que yo tenía,
sendero en el que sé adónde voy,

estrella luminosa, norte y guía,
desprecio del mañana por el hoy,
razón de mis plegarias cada día.

Francisco Cuaresma Borrero



Sin libertad

Quiero sentir el peso de tu pelo
y que me aplaste amor, negra condena
feliz en esa celda de ti llena,
por mi pasión cegada en fuego y cielo.

Perderme quiero en ese negro velo
que en mi sentido llueve y me envenena,
que contra mí conspira y me encadena,
que cuanto más me hiere más lo anhelo.

Rodeadme, mis pilares de lo incierto
y así cercad la diana de su rosa,
que me trague su mar y no halle puerto

donde arribar ficción tan deliciosa.
¡Qué gloria gozaré si no despierto
del sueño de su boca temblorosa!

Francisco Cuaresma Borrero




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