Ausente

Te presentí venir desde la ausencia,
que no fue soledad ni lejanía.
Era tanta esperanza tu presencia
que, sin quererte, te llamaba mía.

Torbellino de amor, mi adolescencia.
Mi otoño, el huracán de travesía.
Y siempre, en amorosa transparencia,
nostalgia de este amor que no venía.

Ahora estás. Y angustia de mi oído
es la ansiada palabra que no dices
y que ya el corazón ha recogido.

Vuelvo hacia ti mi soledad sufriente,
y ante tus ojos hondos y felices
siento que estás, en mi presencia, ausente.

Carlos Pendez

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