Cada cual de su galaxia

En este lugar, cada cual llega de su galaxia.
Baila, canta, mira profunda o levemente,
según pueda,
y luego saca su resumé de conquista y colonización.
En este lugar, que rescata de la abulia,
con sus traseúntes de la noche,
cada cual busca el amor o alguna sensación parecida,
según pueda.
Sacan su lazo de rodeo, sintonizan,
atrapan el mejor lomo y luego que lo montan
lo olvidan antes de que amanezca.
Regresan, como a un rito, a este lugar,
insaciables en su búsqueda.
Su auto europeo, su velero, sus tarjetas,
su mejor paso de salsa candente,
es cuento de las dos mil y una noches
Y su resumé de conquista y colonización.

Etnairis Rivera


Canto de la pachamama (II)
               
Este niño no tiene padre reconocido
ni se parecerá a nadie en particular.
Excluiremos de su alimento al miedo.
Nacerá de la buena familia del solo vientre de su madre.
Ya le contará ella que la preñaron los Andes,
la olorosa esperma del río,
la noche vaga entre los montes, la limonada,
una cálida brisa que le llegó do Brasil.
Le contará que siempre amó perdidamente
hasta las piedras.
Este niño encarna, se va durmiendo en su planeta.
Viajará en la dimensión espacial en el cuerpo de su madre
a nacer en el presente.
Puerta del misterio la mujer, puerta entre los mundos,
infundida del rayo, casa de los espíritus que renacen.
Este niño encontrará a su padre en el corazón de su camino;
lo llevará a su frente, a su perfecto cielo,
a su padre vestido de luz.
Este niño de la nueva raza
se alimentará del alba transparente.
Habitará el arcoiris la mitad del año.
Será niño el sur de la montaña.
Habitará la mar la otra mitad del año.
Será niña el norte de las aguas.
Nacerá de la buena familia del solo vientre de su madre.

Etnairis Rivera


El beso

El curso de este afán es el de un beso
que ha dado tantas vueltas.
Aquí el amor ahora,
allá el desamor más adelante,
afán gustoso que en la piel estalla
Y ordena el rumbo cada día,
afán de ave que emigra
y busca el viento que le acomode.
Un beso desata lluvias,
levanta aromas antiguos en el ombligo
donde los poetas recuentan la vida.
Un beso amanece pegado al cuerpo
durante meses, hasta que parte el hilo
y se despeña.
Un beso renace de su ceniza
y funda flor en otro templo.

Etnairis Rivera


El mar interior

El mar interior todo lo mira
cuando se mira a sí mismo.
Su resplandor de gozo,
del sol caribe, ribera del ser,
el más amado beso, mi mar,
tan real, se mueve y me toca.
Su cuerpo invencible, aquí,
su aura, ahora,
penetra un sonido poderoso
que en mi interior todo lo mira.

Etnairis Rivera


Oxunmare

Este niño color no tiene padre reconocido
Ni se parecerá a nadie en particular.
Excluiremos de su alimento el miedo.
Nacerá de la Buena familia del solo vientre de su madre.
Ya le contará ella que la preñaron Los Andes
La olorosa esperma del río,
La noche vaga por los montes, la limonada
El instante de una cálida brisa que llegó Do Brasil.
Le contará que siempre amó perdidamente a las piedras hasta preñarse,
Este niño se me encarna,
Como ese nuevo color rojiviólaceo que trajo el atardecer.
Se va durmiendo el espíritu de mi niño en su planeta.
Viajará en la dimensión espacial en el cuerpo de su madre a nacer en mi presente,
Maravilla la de mi niño soñoliento en dos planetas.

Puerta del misterio la mujer, puerta entre los mundos,
Infundida del rayo, casa de los espíritus que renacen.
Este niño color encontrará a su padre en el corazón de su camino,
Lo llevará a su frente, a su perfecto cielo, a su padre vestido de luz.
Este niño color de la nueva raza se alimentará del alba transparente, habitará el arco iris la mitad del año
Será niño sur de la montaña
Habitará la mar la otra mitad del año
Será niña el norte de las aguas,
Nacerá de la buena familia del solo vientre de su madre.

Etnairis Rivera



Rito de la vida

Besarle el gozo al olvido,
cómo le hago para besar
un año entero de noches
que bebían el olvido.
Ahora cabalgo sobre
un rey de corazones
como un río entre las piernas.
Ahora esas divinas cuerdas de guitarra
son mi más reciente alegría.
Quiero danzar,
cada instante claro o de lluvia
este sagrado rito de vida
que me une a tu labio.
Pongo sobre mi frente
un sombrero de plumas
para despedir la tristeza.
Pongo sobre mi boca el fuego
de los que leen las estrellas.

Etnairis Rivera






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