Contemplando las tardes marchitas

Cada tarde la luz solar se marchita
Desciende poderoso el astro rey
un viento templado lo empuja,
volverá de nuevo con la aurora.
Rayadas quedan arrugas del tiempo
el lento desvivir de la existencia:
juegos, entreluces de rotos sueños
no más ayer vivieron a cielo abierto
hoy sombras de nubes temblorosas,
blancor coronado sobre las sienes.
Todo un periplo solitario agitador
de memoria verónica de colores.
No existe ferocidad en el envite ni
hay rejones frente a la envestida
capote y nostalgia suave duelo.
Todo espera en la vida, también
la noche, acariciada de relente.

Francisco Vélez Nieto


El perdedor

Aventurero, perdedor innato, explorador de oficios,
que repasa su cansada geografía, pasiva contemplación
de aquellos paisajes lejanos de estancias transitadas
donde pernoctaron tanto ilusiones como desencantos,
el riesgo al borde de los precipicios por donde rodaron
desatinos. Escuchar los elementales sinsabores
el compromiso de la memoria repasando áreas,
estaciones, centro de amor y pasiones, andenes de
la vida, pañuelos bordados con hilos de adioses.
Trenes, de abiertas ventanillas, mañanas sin retorno
Huellas de arrugas cargadas de tronchados sueños
Ansias que desempolvan la vieja máquina de vapor
Impulso de tomar las curvas de la edad, tiempo de niñez
caballo de madera y el alba de las colas donde lograr
un aplastado pan para que la que edad de niño creciera.

Francisco Vélez Nieto



Espacios de tiempos vividos

Mi destino cumple de la mano de mi sino,
el convenio entre mi quehacer y su camino
Yo camino alimentado por la dieta del vivir
con los postres que el continuo andar ofrece.
Abro senderos sobre el espejo de blanca nieve
huellas de sueños deseo y gozo. Placer y dolor.

Francisco Vélez Nieto



Las espaldas mojadas

Sobre la mar tranquila
o en temporal estado
como en galera reman
sus sueños de dolores.
Siendo la mar tan bella
pobres los remadores.
La esperanza sin fortuna
espejismo de ilusiones.
¿Dónde está el Dorado
y sus tranquilas orillas?
Reman y reman, oscuridad,
tapiz de un sueño vano.
Inhóspito el litoral,
humedad, viento solano.

Francisco Vélez Nieto



Los muros del tiempo

Tiempo y espacio limpio nos han sido hurtados
no aceptemos migajas, supositorios de conciencias
culpables. No existe perdón, valores para indemnizar.
No es rencor, solo ético principio justo y humano.
Nada de arrepentirnos ni admitir confesiones dudosas.
El perdón no es posible, porque ellos con la espada
y el oro han segado el espacio a toda belleza
supliendo con desdibujados dioses y espejismos,
ocultando a aquellos que dialogaban con la tierra.
No existe humanidad alguna en esos muros cerrados
el paso a las libres palabras con deseos de vivir.
Disparamos contra mentiras las ideas que claman sed
de justicia, ante la mascarada que confunde y divide
con payasos ensangrentados y falseados rezos.
Muros carceleros palabras sin ética y tolerancia.
Espacios húmedos, guetos de clausura y crueldad.

Francisco Vélez Nieto



















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