Cosas de la vida

No pirdas mano, el tiempo;
en balde es que me digas
las penas que yo tengo
la copa me las quita,
y, pase lo que pase,
tendré que ser ansina,
porqui al ponerme chuco
todito se mi olvida,
me viene guango el mundo
y a naiden pido frías...

Te lo agradezco mano...
bien sé qui harto m'estimas
y que te duele muncho
que mi haiga gúcíto ansina;
pero... es en balde, cuate...
¡Son cosas de la vida!

Es cierto lo que dices:
ya sé qu'es cobardía
qui un hombre por sus penas
se intriegue a la bebida,
pero es que t'equivocas
dialtiro site fías nomás de l'aparencia:

¡Yo soy un vil marica!,
¡un probe disgraciado
que no tiene ni pizca de macho,
ni de nada que guela a valentía!.

Si yo juera valiente,
¿tú cré~ qu'estaba viva
aquella disgraciada
qu'es causa de mi ruina...?

Ya luego aquello qu'hice,
¿no jile una cobardía...?
¿Por qué maté a aquel hombre
y no maté a la endina...?

Ella era la culpable;
porqu'él... gúeno,
tenía también algo de culpa,
pero era muy poquita,
porqu'esa re... canalla
me debe hasta la risa,
y él, pos, honradamente,
crio ni me conocía...
Pero es ansina el mundo,
¡son cosas de la vida!:
el más pior, tan tranquilo
y el más mejor, la vítima!

Y ora golviendo al cuento
de lo que te dicía,
verás por qué te dije
que soy un vil marica:
yo jui tan atascado
que ni me las olía,
ni supe que m'estaba
haciendo guey la endina,
hasta que en una tarde
di un desgraciado día,
me los jallé. . . "enfregante"
(crioque se dice ansina)
y, entonces, ¡ afigúrate
nomás qué sintiría!
Me puse como loco;
corrí pa la cocina;
cogí di allí el cuchillo,
y, sin saber qui hacía,
con ganas de Vengarme,
me jui sobre la endina
y... levanté la mano;
pero ella... -¡maldecida!
me vio con unos ojos
que nunca se mi olvidan,
y yo... bajé la mano y...
-ai'stá mi cobardía-
me dio ritiharta lástima,
la vide muy bonita,
y no pude ya hacerle
lo qu'ella merecia...

Pero yo'staba loco
de celos y de muina,
y, pa calmar las ansias
horribles que sintía,
necesitaba sangre
y... ¡el otro jue la vítima!

Dimpués, tú ya lo sabes;
pa qu'es que te lo diga:
cinco años en la Peni;
cuatro años en las Islas,
y, aluego, otros tres años
de darle a la bebida
queriendo olvidar cosas
que nunca se mi olvidan...

¿Pa qué puedo ser güeno..
¿Pa qué queres que sirva,
si sólo con la copa
las penas se me quitan. . .?
¿será el rimordimiento. . .?
¿Será qu'entodavía
mi acuerdo d'esa infame
que’s causa de mi ruina...?
¡Quén sabe! Pero... mano,
en balde es que me digas...

Es cierto lo que dices:
es una cobardía

qui un hombre por sus penas
se tire a la bebida,
pero... con todo y todo,
ya más mejor no sigas...
¡ Pa mí ya no hay remedio...!
¡Son cosas de la vida!

Carlos Rivas Larrauri


Porque me quité del vicio

No es por hacerles desaigre...
Es que ya no soy del vicio...
Astedes mi lo perdonen,
pero es qui hace más de cinco
años que no tomo copas,
onqui ande con los amigos...
¿Qué si no me cuadra?...¡Harto!
Pa que he di hacerme el santito:
he sido reteborracho;
¡como pocos lo haigan sido!
¡Perora si ya no tomo,
manque me lleven los pingos!
Dendi antes que me casara
encomencé con el vicio;
y, aluego, ya de casado
también le tupí macizo...
¡Probecita de mi vieja!
¡Tan güena siempre conmigo...!
¡Por más que l´hice sufrir
nunca me perdió el cariño!

Era una santa la probe,
y yo con ella un endino;
nomás porque no sufriera
llegué a quitarme del vicio,
pero, poco duró el gusto,
la de malas se nos vino
y una nochi redepente,
quedó com´un pajarito.
Dicen que juel corazón...
Yo no sé lo que haiga sido;
pero sento en la concencia
que jue mi vicio cochino
el quizo que nos dejara
solitos a mí y a m´hijo,
¡un chilpayate di ocho años
que quedaba güerfanito
a ledá en qui hace más falta
la madre con su cariño!

Me sentí disesperado
de verme solo con mhijo...
¡Probecita criaturita!
Mal cuidado...mal vestido
sempre solo...¡Ricordando
al ángel que´bia perdido!

Entonces pa´no pensar
golvi a darle recio al vicio,
porque poniéndome chuco,
me jallaba más tranquilo,
y cuando yastaba briago
y casi jueras de juicio,
parece que mi dijunta
taba allí, ¡junto conmigo!

Al salir de mi trabajo
m´iba yo con los amigos,
y, aluego, ya a medios chiles,
mercaba yo harto refino
y regresaba a mi casa
onde mi aguardaba m´hijo;
y allí, ¡duro!, trago y trago,
hasta ponerme bien pítimo...

¡Y aistaba la tarugada!
Ya endinantes les he dicho
lueguito vía a mi vieja
que llegaba a hablar conmigo
y encomenzaba a decirme
cosas de mucho cariño,
y yo, a contestar con ella,
como si fuera dialtiro
cierto lo questaba viendo,
en tan mientras que mhijo
si abrazaba a mi asustado
diciéndome el probe niño:

«¿Onde está mi mamacita?
Dime on tá, papacito...
¿Es verdad que testá hablando?
¿Cómo yo no la deviso...?»
«Pos qué no la ve, tarugo,
¡vaye que li haga cariños!»
¡Y el probecito lloraba
y pelaba sus ojitos
buscando ritiasustado
a aquella a quen tanto quiso...!

Una noche, al regresar
destarle dando al oficio,
llego y, al abrir la puerta,
¡ay Jesús, lo que deviso!
Hecho bola sobre el suelo,
taba tirado mi niño,
risa y risa comun loco,
y pegando chicos gritos...

«¿Qué te pasa?...¿Qué sucede...?
¿Ti has güelo loco dialtiro...?»
Pero intonces, en la mesa,
videl frasco del refino,
que yo bia dejado lleno,
enteramente vacío.

Luego luego me di cuenta
y me puse retemuino:
«¿Qui has hecho, escuincle malvado»
¡Ya bebites el refino...!
«¡Paqui aprendas a ser güeno,
voy a romperte l´hocico...!»

Y luego con harto susto
que l´hizo golver al juicio,
y con una voz di angustia
que no he di olvidar, me dijo:

«¡No me pegues...no me pegues...!
No soy malo, papacito.
¡Jue pa ver a mi mamita
como cuando habla contigo!
¡Jue pa quella me besara
y mhiciera hartos cariños!»

Dendentonces ya no tomo
onqui ande con los amigos...
No es por hacerles desaigre,
pero ya no soy del vicio...
Y cuando quiero rajarme
porque siento el gusanito,
de tomarme alguna copa,
nomás mi acuerdo de mhijo
y entonces si ya no tomo
¡manque me lleven los pingos...!

Carlos Rivas Larrauri


Presagio 

Mamacita chula
Mamacita... mama.
¿qué tienen los perros
qu'están ladra y ladra...?
¿Por qué ullan tan feo...?
¿Por qué no se callan...?
Mama, mamacita...
no sé qué me pasa,
pero tengo miedo...
¡muncho miedo, mama.

No sé quén me dijo
que cuando los perros ullan tan refeo,
pasa una disgracia... ¿A ti no ti asustan...?
Óilos nomás, ..... .! Óilos nomás cómo los endinos ladran...!

Voy a rigañarlos dende la ventana
porque... ¡tengo miedo... muncho miedo, .......!

¡Qué pasa, "Sultán".. .!
¡Cállese, "Zoraida".. .!
¡A ver tú, "Chinguiñas"
si también te callas. ..!

¡No mi hacen aprecio.
Siguen ladra y ladra...
¿Por qué será eso...?
¿Por qué no se callan...?
¿Será porque senten que va a haber disgracia.. .?
No sé, pero tengo en el pecho una ansia
qu'igual qui una bola me sube y me baja...

Mama, mamacita,
¿queres que me vaya
a dormir contigo en tu mesma cama...?
Teniéndote cercas no m 'emporta nada
si aquellos endinos ladran o no ladran...
¿Eh...? ¿No me rispondes...?

Mira que ya mi anda de miedo,
y los perros di ullar no se cansan..
Ándale, mamita,
¿qué estás amuinada porque no te dejo dormir...?
Pos aguarda qui ora, con mis besos tu muina si acaba..
¡ Jesús...! ¡Mamacita.. .! ¿Qué tienes.. .?
¿Qué pasa...? ¿Por que stás tan fría...?
¡ Mamacita. . . mama. ¿Por qué no rispondes.
¿Por que stás callada. .

¡Nada...! ¡No ricuerda...!
¿Qué tendrá mi mama...?
¡Mi Diosito lindo,
sálvamela. . . sálvamela. . .!
¡Mama... mamacita.. .!
¡Mamacita. . . mama. .

Y la buena madre para siempre calla;
despliega la Muerte sus fúnebres alas;
un golpe de viento abrió la ventana,
y afuera los perros aúllan y ladran
incesantemente, como si miraran
la Pálida Intrusa que rodea la casa.

Carlos Rivas Larrauri


Pue´que me rajara

¿Que vaya yo a verla?... ¡Ni manque esté loco¡
¡Antes qu´ir a verla, primero me matan!
Pa mi, como muerta;
a mí no m´importa qu´esté güena o mala;
yo no tenga culpa de lo que le pasa.
Y... mira, mi cuate, por lo que más queras,
no güelvas a hablarme d´esa desgraciada;
ni quero oir su nombre,
ni quero, ya d´ella saber ni palabra.

Tu sabes, mi hermano, que yo la quería con todita mi alma;
harto a ti te costa qui a naide en el mundo, crioque ni a mi madre,
¡ni a mi madre santa he querido tanto como a aquella ingrata...!
¿Pa´quén trabajando me pasaba el día?... ¿Pa´quén era todo lo que yo ganaba?..
¿Pa´quién mi cariño?... ¿Pa´quén mi costancia?..
Y aluego... ¿pa´qué? Dimpués de todo eso, ya vites, manito, cómo jue la paga...
Dendi antes, mucho antes qu´ella se largara,
yo vide clarito que ya mi cariño no le daba di ala;
yo vide clarito qu´estaba a desgusto; ya no era la mesma mujer de su casa;
ya era sólo el lujo lo qué le cuadraba.. Y como soy probe,
y pa ella era poco lo que yo ganaba, no quiso la indina seguir siendo honrada,
s´echó pa la calle... se tiró a la vida... y jue una de tantas...

Y ora qui han pasado dos años de qui anda
rodando y rodando mesmamente como si juega hilacha;
ora qu´está probe; ora qu´está mala;
ora que no tiene quen si ocupe d´ella,
ni quén se priocupe de lo que le pasa;
ora que ricuerda que cuando era guena nada le faltaba,
ora es cuando qu~e que yo la perdone
y que vaya a verla, pero... ¡qué esperanzas¡

¡Antes qu´ir a verla primero me matan!

Pero, oye, manito.. . aguárdati un pelo;
hazme una valona antes que te vayas; di ai sobre la mesa agarra esos jierros,
son los de mi raya.
Llévaselos todos... llévaselos luego.
No vaya a ser cosa de que li hagan falta...
Pero eso sí; júrame que no has de decirle de mí una palabra...
No quero que sepa que mi ocupo d´ella,
No quero que sepa ni quén se los manda,
porque, si si alivia, pue ser qui algún día,
la muy atascada, si alcanzara el punto de venir a verme
pa darme las gracias, y si viene a verme y en sus ojos prietos
-más prietos que su alma-, deviso que bulle siquera una lágrima,
pue que me ricuerde de cuando la quise con todita mi alma;
pues que me ricuerde que sólo vivía resollando el aigre qu´ella resollaba;
pue ser que de nuevo me buiga esta cháchara,
y manque he jurado que nada ni naide,
por nada del mundo, mi hará perdonarla,
si ansina sucede... si ansina ricuerdo...
si miro en sus ojos siquera una lágrima...
antonces, mi cuate... ¿pa qué he d´engañarte?
Manque soy muy hombre... ¡pue que me rajara!

Carlos Rivas Larrauri


Vete en güena hora...

Si mi abandonas porque soy probe,
vete en güena hora...
Yo no te quero tener a juerzas;
tal vez te jalles más mejor sola.
A ti te cuadra la güena vida,
del mesmo modo qui a munchas otras,
y yo no quero que por mi culpa
t'estés haciendo tanta mal'obra.

No te priocupe dejarme solo;
no te priocupes por mi persona...
Pa nada valgo... pa nada sirvo...
¡No puedo darte lo qui ambicionas!

Cuánto te quero, tú bien lo sabes...
qu'eres mi vida, harto te costa...;
pero el cariño de nada sirve
si no se junta con esas cosas
qui a las mujeres las güelven locas.

Pa qu'es que sigas tan a desgusto;
si ha de ser luego mejor dendi ora;
ansina quedo más satisfeicho,
porque siquera no me traicionas.

Harto quisiera no ser tan probe,
pa qui anduvieras como esas rotas
que tanto invidias, porque tú inoras
qui aquellos lujos, qui aquellos trapos,
son, mesmamente, cachitos di honra...
Anda tranquila... Vete en güena hora...

Pero, no güelvas...
Nunca ti acuerdes de mi persona,
pos, manque probe, soy orgulloso....
y no me cuadra recoger sobras.

Te quero muncho, pero, ¡no li aunque!
Más vali ansina... Vete en güena hora...

Carlos Rivas Larrauri






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