Creación

Se hizo la luz, y todo parecía
como un sueño de luz nunca creada,
pero entretanto, tú, con la mirada
pintabas ya la luz que no existía.

Se hizo la mar –que al agua requería
la espuma de tu antigua pincelada.
De un grito a una profunda llamarada
clamó el silencio que, en silencio, ardía.

Y así la luz veló los cegadores
rayos marinos de sus altas flores
para que, deshojándome, ascendiera.

Luego el silencio se cubrió en la oscura
constelación racial de tu pintura.
¡Entonces germinó la primavera!

Francisco Javier Cano Expósito


Poemas del ausente

I

Varado ante el monte Ahíllo,
eterno barco de piedra,
mi pueblo tiene un Castillo.

Su torre, dormida vela,
se asoma al balcón de un templo
con nombre de carabela.

Con luz de faro en la luna,
los dos surcando mi sueño
y un mar de almendros de espuma.

II

Salir de la Encarnación,
pasar por Santa María,
notar la mañana fría
caliente en el corazón,
perderme en tu procesión,
manchar la Plaza de llanto,
valerme de tu quebranto
para olvidar la amargura
de no cargar tu hermosura
al alba del Viernes Santo.

III

A veces, con mi tristeza,
visito en sueños tu ermita
y sacio, fuente bendita,
mi sed donde tu belleza.
A veces mi voz empieza,
Señora de la Fuensanta,
el himno de amor que canta
mi gente mientras te adora.
Y siempre acabo, Señora,
con un nudo en la garganta.

IV

Porque me faltan los míos
me sobran en la mirada
rincones, campos y ríos.

Los míos que son tus calles
el Víboras y tu sierra,
mis pasos por los Zagales,

tu olor de hojaldre y romero,
ciudad de los manantiales.
mojándome los recuerdos.

Francisco Javier Cano Expósito




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