"Creo que a lo largo de la vida, e incluso diría más, a lo largo del día, todos somos ganadores y perdedores, reyes y mendigos. Reyes de lo que no nos interesa y mendigos de lo que amamos. Hay en la derrota, en la pérdida, una dignidad que la victoria no tiene. Por eso me gusta tanto La Eneida: Virgilio celebra a Eneas, que lo ha perdido todo, hasta su ciudad, Troya. Es un vencido."

Eduardo Álvarez Tuñón



"Cuando nos enamoramos, los hombres amamos siempre igual. Les escribiríamos las mismas dedicatorias a las mujeres, usaríamos las mismas frases. El amor es una religión donde Dios es siempre el mismo. Martín le escribe a las dos casi la misma dedicatoria. (Jorge Luis) Borges lo dice en el poema “El amenazado”: “Es el amor (…) la hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única”. ¿Qué amamos de una mujer cuando nos enamoramos? “Dormidas son iguales”, dice Martín en la novela. Dejo flotando qué hace un poeta ante la belleza absoluta."

Eduardo Álvarez Tuñón


El otro viaje

No sólo a la vejez te lleva el tiempo.
Otro viaje te aguarda.
Has llegado a la tierra donde se ven morir las religiones.
Compartes con el árbol ese placer perdido:
Una extraña ciudad ha venido a rodearte.
Sólo la habitan dioses que la tarde ha exiliado.
Caminas por las calles que sobre ti han caído.
Descubres que la fruta fue un dios al mediodía;
Que es un dios que se extingue la primera fogata;
Que las hojas son formas sutiles de los rezos;
Que viviste rodeado de dioses que ignorabas.
Pero nacieron para ser eternos.
No vieron en la luz secretas despedidas,
Si besaron las puertas de las fugaces danzas.
Mendigo es quien encuentra aquello que no busca
Y la mujer que amaste ya no es miedo ni espera,
Sino un dios que se ha muerto,
Sino una extraña lluvia que solo se recuerda
Cuando un aroma cruza tu callada memoria.
Los días son las naves con que el tiempo te aleja.
Has llegado a esa tierra.
Puedes beber en lagos aquello que no vuelve.
Comprendes que los seres comparten con el fuego
El transformarse en dioses para poder morir.
No sólo a la vejez te lleva el tiempo:
Otro viaje te aguarda.
Lo que creías el viento es un rito que huye,
Una música extraña donde habita lo eterno.
Y el universo un templo,
                                               abandonado y bello.

Eduardo Álvarez Tuñón



"Hay una melancolía por los reinos que desaparecen y que va a ser dificilísimo de explicar a los que vienen: el mundo de la pasión política, el mundo de los dobles, la valorización de la poesía, el cine de historias y las personas que dejaron de ser necesarios para el mundo. Martín en un momento de la novela está en el cine viendo una película de Aída del Carril y se da cuenta de que en los créditos no figura el nombre de Adela Rodríguez, no figura la doble. Lo que ha dejado de ser necesario para el mundo lo miramos con nostalgia; pero en un momento también morirá la nostalgia y nadie sabrá de qué hablamos. Tiene algo de elegía por lo que se ha perdido. Cuando las dos se encuentran viejas, Aída dice que son como las viejas ciudades europeas: “tenemos calles que ya nadie recorre y son bellísimas”."

Eduardo Álvarez Tuñón



La ficción de los días

Padeces la ebriedad del viento, su secreto espejismo.
Lo que quieres besar ya se ha fugado.
Descarta la ficción de los días.
Las tardes y las lluvias tienen un mismo oficio:
Caen sobre los seres en verano
y disuelven las fiestas y las danzas.
No puedes abrazarlas y crees que se han ido con todos los perfumes.
Tal vez el tiempo sea ese viaje de un color hacia su muerte,
que sólo tú percibes y el universo ignora.
La niñez una forma de sentir los aromas.
La vejez, una hoguera de días y de ramas.
Aprende de aquellos relojes de arena,
que se sienten eternos cuando cae lo efímero:
Con sólo un movimiento la arena ha de volver
y, al igual que la fruta, verás desde arriba lo vivido.
Nada separa al muro de su escombro,
sino esa red azul que tú mismo has creado.
Nada separa al barco de su bello naufragio:
Es ilusorio el viaje
y en la palabra pétalo ya estaba lo marchito.
El recuerdo es un sueño de lo deshabitado.
Descarta la ficción de los días.
Como el antiguo pueblo imaginaste un éxodo
y perdiste un rostro para poder amarlo.

Eduardo Álvarez Tuñón



"No tengas dudas de que creo más en la justicia poética que en la humana, porque esta última tiene más límites. Pero en la función, a veces, he sentido que lo lograba, aunque nunca lo he sabido a ciencia cierta."

Eduardo Álvarez Tuñón



"Nunca tuve una concepción local de la escritura. Las historias me atrapan, sucedan donde sucedan. De los siete cuentos que integran el libro tres ocurren en Buenos Aires y el que le da título tiene su desenlace aquí. Además creo que lo cosmopolita no es un atributo solo de Borges. Pensemos en Marguerite Yourcenar, o más cerca, en Julio Cortázar. Pienso, por ejemplo y salvando las distancias, en Alejo Carpentier, al que admiro mucho: sus historias suceden en distintos lugares del mundo, no solo en el Caribe."

Eduardo Álvarez Tuñón


"Pienso que nadie percibe que está en el paraíso y que solo advertimos que hemos estado en él cuando ya nos han expulsado. Tal vez escribir será una forma de volver, una consumación del recuerdo. Dante define muy bien el Paraíso en un verso de la Comedia, que, por una paradoja poética, está ubicado en el Canto II del Infierno. Ahí, para decir que viene del Paraíso, Beatriz dice "vengo del lugar al que tornar deseo". El Paraíso es el lugar al que se quiere volver. El Paraíso es siempre el paraíso perdido."

Eduardo Álvarez Tuñón




"Todos mis cuentos están basados en hechos reales. Me interesa lo inverosímil de la realidad. En esa fisura está la vida, sus perplejidades, sus paradojas. La realidad supera todo. Pese a mi agnosticismo, debo reconocer que Dios es el mejor escritor, sus argumentos son insuperables, pero está en nosotros agregarles la poesía de una dimensión humana."

Eduardo Álvarez Tuñón













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