Cristal

La imagen se repite
como una pesadilla infantil.

El cuerpo de la juventud
reflejado en habitaciones
donde los espejos cubren las paredes
y el miedo se confunde con la inocencia.

Aprendimos el juego del deseo
hasta la vergüenza,
hasta quedarnos sin cuerpo
ni espejo.

Catalina González


Duelo

Mientras en la cajita mecánica
se debaten el segundero y el minutero,
persigo mi destino.

Voy de la cama a la almohada,
de la almohada al olvido.

¿Quién,
con su puño imbatible,
matará la puntual monotonía,
el afán de espera?

Catalina González Restrepo


Hora

El día te fue dado
para interpretar
cada signo,
los anuncios del clima
y los de tu cuerpo:
para elegir cómo cubrirlo,
con qué alimentarlo
y cuándo embriagarlo;
adónde lo conducirá
cada paso tuyo
y adónde lo llevará la vida,
sin saber en qué instante
se esfumará
o qué enfermedad lo acosará;
para decidir
cuándo pones perfume
en tus manos,
en qué momento
saldar tus deudas
o darte en el amor.

La noche te fue dada,
engaño sublime,
para hacerte creer
que duermes y descansas.

Catalina González


La última batalla

Llegas luminoso con el día,
tú, que te creías derrotado,
y prometes borrarlo todo
y haces que soñemos con carrozas
cuando nos debatimos con leones.

Somos dueños de casa,
huéspedes del asombro,
nos vestimos de rojo
y dormimos sobre manchas de fresa y leche.

Nunca faltará el vino en nuestra mesa,
siempre la azucarera estará llena.

Catalina González



Promesa

La señora, vestida de negro,
exhibe su viudez
mientras nosotros compartimos el postre.

Nos habla de esa llama
que se enciende y apaga,
nos mira a los ojos,
dice que se la jugó toda y no perdió,
la muerte nos hace vulnerables a la verdad.

Desordena su pasado
y se alegra de tu mano sobre la mía.

Quizás adivina que hace rato sueño con llegar a casa
y que lentamente dejas caer mi falda,
la misma de esa vez,
cuando cenamos con tus amigos
y aún no éramos nada.

Catalina González



Vaivén

De tanto vestirnos
y desnudarnos
estamos envejeciendo
Nuestras imágenes en múltiples espejos
se van quebrando lentamente.
¿Qué traje elegimos hoy
el de la vida o el de la muerte?

Catalina González











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