Cuando mañana comience sin mí

Cuando mañana comience sin mí
y yo no esté aquí para verlo,
si el Sol se alzase y encontrase tus ojos
rebosantes de lágrimas por mí;
ojalá no llores
como has llorado hoy,
al pensar en las muchas cosas
que no llegamos a decirnos.

Sé lo mucho que me quieres,
tanto como te quiero yo a ti,
y sé que cada vez que pienses en mí
también tú me echarás de menos;
pero cuando mañana comience sin mí,
intenta entender, por favor,
que vino un ángel y me llamó por mi nombre,
y me tomó de la mano
y dijo que me esperaba mi sitio
en el cielo, en lo alto
y que tenía que dejar atrás
a todos los que tanto amo.

Pero al volverme para marchar
se me escapó una lágrima
porque siempre había pensado
que no quería morir.

Tenía tanto por lo que vivir,
tantas cosas aún por hacer,
que parecía casi algo imposible
que estuviera abandonándote.

Me acordé de todos los días de ayer,
los buenos y los malos,
de los pensamientos y el amor que compartimos,
de lo mucho que nos reímos.
Si pudiera revivir el ayer,
aunque sólo fuese un momento,
te diría adiós y te besaría
y quizá te viese sonreír.

Pero entonces me di cuenta
de que esto nunca podrá ser,
porque el vacío y los recuerdos
ocuparían mi lugar.

Y cuando pensé en las cosas del mundo
que podría extrañar al llegar mañana,
me acordé de ti y al hacerlo
mi corazón se llenó de pesar.

Pero al cruzar las puertas del cielo
me sentí en casa,
al ver que Dios me miraba y me sonreía
desde su gran trono dorado
y me decía: «He aquí la eternidad,
y todo lo que te había prometido.

Hoy tu vida en la Tierra es cosa del pasado
pero aquí comienza de nuevo.

No te prometo un mañana,
porque hoy durará eternamente,
y como todos los días serán el mismo,
no habrá nostalgia por el pasado.

Has tenido tanta fe,
tanta confianza, tanta fidelidad…

Aunque hubo veces en que
hiciste algunas cosas que
sabías que no debías.

Pero te he perdonado
y ahora al fin eres libre.
¿No quieres venir, cogerme de la mano
y compartir mi vida?».

Así que cuando mañana comience sin mí
no creas que estaremos muy lejos
porque cada vez que me recuerdes
estaré ahí mismo, en tu corazón.

David M. Romano











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