De la vida

Eres alba. eres sol. eres rocío
y eres penumbra y nieve rumorosa
y el aroma en las sienes de la rosa
y el torturante pulso del estío.

Eres el tacto circular del frío
y el tallo de la llama tempestuosa
y el espanto en el seno de la fosa
y la estrella en la frente del vacío.

Eres ala en los hombros del perfume
y el trino que a los pájaros consume
y todo lo que lloro y canta y gime.

Eres como un idioma sin garganta
en donde llora, en donde gime y canta
todo lo que nos pierde o nos redime.

David Moya Posas


Duele que el mar

Duele que el mar, sitiado por la arena
renazca en cada aurora y cada espuma
y que la ausencia de la flor asuma
en nuevas rosas su verdad mas plena.


Duele que el luto que la tarde estrena
resurja en cada sombra y cada bruma
y que, perenne, el llanto se resuma
en las resurrecciones de la pena.


Duele que el tiempo tome, sin medida,
a dar frescura al corazon inerte
de la naturaleza estremecida.


Duele que todo hacia la luz despierte,
menos la soledad de nuestra vida
que va a la sombra, al polvo y a la muerte.

David Moya Posas



Duele

Duele que el mar, sitiado por la arena
renazca en cada aurora y cada espuma
y que la ausencia de la flor asuma
en nuevas rosas su verdad más plena.

Duele que el luto que la tarde estrena
resurja en cada sombra y cada bruma
y que, perenne, el llanto se resuma
en las resurrecciones de la pena.

Duele que el tiempo tome, sin medida,
a dar frescura al corazón inerte
de la naturaleza estremecida.

David Moya Posas



La savia que me agobia

Si por instruírme de amorosa llama
y confiar en la rosa y su armonía
me agrede la impiedad de noche y día
y el dolor me cirdunda y me reclama.

Si por amar la tierra donde se ama
y no empuñar el odio todavía
tengo a la soledad por compañía
y en mi la sed se anuncia y se proclama.

Si por toda esa lumbre tempestuosa
que me llena, me agobia y me reviste
de esta verdad ardiente y dolorosa,

He de habitar el clima que me embiste,
todo esta bien. La niebla que me acosa
hace vivir el canto que en mi existe.

David Moya Posas



Poema de la ausencia

Estoy lejos de ti, con el castigo
de verte renacer a cada instante.
Pues siento que entre más y más distante
estás, con mas amor vives conmigo.

Aún viviendo sin ti vivo contigo.
Te llevo como lágrima constante.
y si pretendo huir de tu agobiante
recuerdo, sin quererlo lo persigo.

lnútil ya lo sé que es todo intento
y aunque sienta la forma como siento
que vives reviviendo lo vivido.

Sé que al perderte a ti todo lo pierdo.
Si trato de olvidarme del recuerdo
comienzo a recordarme del olvido.

David Moya Posas


Romance a Fidel Castro

La sombra dice palabras de futuro y de pelea.
Hombres de caza y martirio sobre la Sierra Maestra
dibujan nombres obscuros
sobre el mapa de la arena.
Los  fusiles se levantanCantardeAlejandro
desesperados de presa,
aguardando la llamada
ondulante de la hoguera.
-¿Dónde están los calendarios
que televisen la fecha
en que los hombres de abajo
rompan al fin sus cadenas?
El día de la explosión
definitiva rodea
con un abrazo de cóleras
los vestigios de la espera.
Martí dibuja en la lucha
los hurras de su bandera
señalando con su espíritu
la alborada de la meta.
-¿Dónde estás tú, Fidel Castro,
con tus sílabas de hierba,
con tus ojos de rocío
pulverizando la niebla?
-En un hueco de la luz
obstinada de la tierra
voy modulando el guarismo
hidrógeno de la guerra.
El sátrapa quedará
-viudo de alba y sementera_
con el pulso destrozado
desposando las luciérnagas.
Habrá lágrimas y cruces
y erigirá la violencia
un presídium de sollozos
en la saliva materna.
Se abrirán ramos de pólvora
sobre la faz de la piedra.
El vendido y el eunuco
hincarán rodilla en tierra.
Habrá un coro de aleluyas
la madrugada suprema
en que el “26 de julio”
clave en el triunfo sus tiendas.
Y Fidel Castro vendrá
aureolado de pelea
a eternizarse en la lucha
libertaria del planeta.

David Moya Posas


Si todo nace, crece y envejece

Si todo nace, crece y envejece
y todo muere al completar su día
y el mismo fuego acaba en agonía
y la pasión en la frialdad perece.

Si nada en esta vida permanece
y nada escapa de su cesantía
si la palabra misma desafía
en vano el tiempo donde desaparece.

En tus ojos no ha muerto el desapego
de la primera cita iluminada
por una hoguera de incesante fuego.

De allí que a la tiniebla y a la nada
para su burla y su desasosiego
siendo de un sueño basta una mirada.

David Moya Posas



































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