“Dejaos, amigas mías, de esos embustes que os enseñan las religiones todas. Desterrad lejos, muy lejos, esas preocupaciones que os tienen, como a los esclavos del siglo XIII, con un dogal que no os deja moveros para que no penetréis en la senda de la razón. Mi voz no llega a todas vosotras, compañeras queridas; pero seáis como seáis las que leáis estos renglones que dicta un corazón que siente y un cerebro que piensa, no olvidéis que la mujer se ha de preocupar por su suerte, ha de leer los libros que enseñan y contienen las obras de libertad. Ha de asociarse con sus compañeras y hermanas, para formarse cátedras populares donde aprender a discutir o para ir aprendiendo lo que nos conviene saber.”

Teresa Claramunt Creus



“Dejé de ser católica, no por las pillerías de algunos curas ó gente católica sino porque al tener uso de razón comprendí que el catecismo católico era muy inferior a mi moral y a mis aspiraciones y aunque todos los católicos fueran buenos yo sería atea. Soy anarquista porque no podría ser otra cosa mientras mi organismo funcione con la regularidad que ha funcionado hasta hoy. Siento amor sin límites, y la infame sociedad actual pone ante mi noble deseo una valla. Anhelo el gozo, y sólo dolor me rodea."

Teresa Claramunt Creus


“En el orden moral, la fuerza se mide por el desarrollo intelectual, no por la fuerza de los puños. Siendo así, ¿por qué se ha de continuar llamándonos sexos débil? (…) El calificativo parece que inspira desprecio; lo más, compasión. No, no queremos inspirar tan despreciativos sentimientos; nuestra dignidad como seres pensantes, como media humanidad que constituimos, nos exige que nos interesemos más y más por nuestra condición en la sociedad. En el taller se nos explota más que al hombre, en el hogar doméstico hemos de vivir sometidas a capricho del tiranuelo marido, el cual, por el solo hecho de pertenecer al sexo fuerte, se cree con derecho de convertirse en reyezuelo de la familia (como en la época del barbarismo) (…) Hombres que se apellidan liberales los hay sin cuento. Partidos, lo más avanzado en política, no faltan; pero ni los hombres por sí, ni los partidos políticos avanzados se preocupan lo más mínimo por la dignidad de la mujer.”

Teresa Claramunt Creus



"Mi vida no interesa. Cumplí con mi deber. Creo que al mundo se debe venir, no a vegetar sino a luchar. Sin gentes que lucharan, que sintieran la inquietud de la perfección viviríamos todavía en la época prehistórica."

Teresa Claramunt Creus



"Ni obreras explotadas en las fábricas ni esclavas en el hogar o la familia. ¡Por una sociedad sin amos ni señores, comunista y libertaria, de hombres y mujeres libres!"

Teresa Claramunt Creus


"Si la mujer es inferior al hombre respecto a fuerza, en cambio, como reproductora de la especie, es el primer obrero de la humanidad. Por otra parte, se exagera en exceso la inferioridad muscular de la mujer. Históricamente, la mujer ha sido siempre la principal bestia de carga, y en la actualidad comparte con el hombre los trabajos más penosos."

Teresa Claramunt Creus


“Ya lo ves, mujer proletaria, nuestros hijos no inspiran a nadie ningún sentimiento noble. Nosotras, las mujeres obreras, no pertenecemos al sexo débil, ya que esos sietemesinos consideran muy natural que recaiga sobre nosotras el trabajo pesado de las fábricas. No pertenecemos tampoco al sexo bello, porque nuestros cuerpos destrozados no les despiertan el sentimiento de justicia.
Para ser mujer, según esas gentes, se ha de gastar aromas, se ha de cubrir el cuerpo de sedas y encajes. En nuestro hijo no ven el tierno infante que con sus lloros conmueve a las piedras, que su sonrisa es el sol que penetra en el corazón y su alegre mirada suaviza las borrascas de la vida. Nada de eso ven. Ya lo sabéis, obreras, en la sociedad actual existen dos castas, dos razas: la de nosotras y nuestros compañeros y las de esos zánganos con toda su corte. No tendremos pan, ni dicha, ni vida, ni seguridad para nuestros seres queridos y para nosotras, hasta que desaparezca del todo esa maldita raza de parásitos. !A trabajar, pues, proletarias; nuestra dignidad y nuestro amor lo exige!”

Teresa Claramunt Creus












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