El torrente

No quema el sol: alumbra suavemente,
el claro monte, el prado sin cultivo,
y rumosoro, alborozado y vivo
corre entre guijas el veloz torrente.

¿Qué impulso lleva, en su caudal latente,
que a las bellezas del paisaje esquivo,
cruza, cual descubierto fugitivo
al vago ruido que a su espalda siente?

De pronto el lecho a su corriente falta,
por el boquete de una roca hendida,
como airoso bridón, se yergue y salta,

ruge entre espumas, pero ruge en vano,
y muere cual las ondas de la vida
del infinito en el revuelto océano.

Fernando de Zayas


En pleno sol

Como un chorro de fuego, de la altura,
diamantina cascada al mundo arroja
del sol la esfera coruscante y roja
y, al beso ardiente de su lumbre pura,

canta su amor el ave en la espesura,
se abre la nueva flor, tiembla la hoja,
y del henchido grano se despoja
la seca espiga de la mies madura.

En busca de la sombra va el ganado;
al aprisco sus pasos acelera
mordiscando al pasar la yerba erguida.

Y el rudo labrador deja el arado
y va al rústico hogar donde le espera
la amante esposa y la frugal comida.

Fernando de Zayas









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