En el poema
La memoria del verso
es la voz de la poesía.
A ella le es dada la palabra.

Oculta el espejo su mirada
y descubre la fascinación
del enigma.

El poeta es expulsado 
por su escritura.
No teme a Platón.

Enrique Villagrasa



En el quehacer demiurgo
La única poesía es el silencio
                            revelador,
el espacio ignoto y el tiempo 
                            suspendido.

Nada hay imposible:
caminarás sobre los signos.

El verso deviene en llama 
cegadora y mortífera.

He ahí el poema:
manifestación pura.
Hechizo y magia del lenguaje.

Verso: palabra y memoria.
Sentir primero y último.

Voz y gesto de lo todavía por decir,
que como afilado cuchillo de cocina
abre tu piel, poeta; 
                    y rasgará la tuya lector

Enrique Villagrasa



La noche

La noche, conciencia y memoria,
a través del lenguaje,
del ruido sereno de las campanas,
y del crujir de los cristales donde
las ánimas de los difuntos tañen
sus oxidados huesos por el tiempo:
exploran sus infinitos límites.

La voz ahogada y doliente lejos, muy lejos,
habla de ti. Es viento que gime en tu ventana.
Ruidos sordos y graves crispados. Silencio,
rumor extraño. Respiración fatigosa que
se acerca. Oscuridad y más oscuridad
estremecida en eco de suspiros.
Todo se da cita en el espacio que es.

No caduca el poema impreso en
el aire frío de la noche. Orgasmo gélido
que la página lee antes en su voz.
Acerca sus ignotas fronteras para que
el verso se haga verso hermano
en el cáliz del poema. Y en la mirada,
que es de otro, de quien hablamos, éste
calla, siempre calla.

Enrique Villagrasa











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