I

Juraré que os amé todos mis días
antes de ser posible conoceros;
cuanto bien quise hasta llegar a veros
fueron rastros de vos y profecías.
Pasé buscando con las ansias mías
ídolos que de vos fueron luceros;
de fuego en fuego acrisolé el quereros,
y el fin hallé sin fin a mis porfias.
Podéis vos con vos misma persuadiros,
pues de las perfecciones las más puras
hasta llegar a vos fueron ensayos.
A servir aprendí para serviros;
derívanse de vos las hermosuras:
sol adoraba el que adoró sus rayos.

Diego de Silva y Mendoza


LIV

¿Qué importa, Lis¡, que mi amor ofendas?
¿Qué importa, amor, que mi dolor aumentes?
¿Qué importa, duelo, que mi sangre afrentes?
¿Qué importa, llanto, que mi fuego enciendas?
¿Qué importa, muerte, que mi fin pretendas?
¿Qué importa, pena, que mi agravio alientes?
¿Qué importa, honor, que mi venganza intentes?
¿Qué importa, duda, que mi ofensa entiendas?
¿Qué importa, celos, que abraséis mi pecho?
¿Qué importa, pruebas, que digáis mi engaño?
Y estar, ¿qué importa, en lágrimas deshecho?
Si, aunque de todo tengo desengaño,
está ya por mi mal el daño hecho
y no encuentro remedio para el daño.

Diego de Silva y Mendoza, Conde de Salinas



LXXIX

Amadas luces puras,
si os tuvieron alguna vez piadosas
ajenas desventuras,
miradme gratas y matadme hermosas,
que propicias y bellas
os quiere mi ventura para estrellas.
¿Qué poderosa fuerza,
entre esos esplendores escondida,
así me inclina y fuerza?
¿Qué dominio tenéis sobre mi vida?
Que estoy, cuando no os veo,
colgado del cabello de un deseo.
Sentí un oculto imperio
al tiempo que sentí que no sentía,
y en grave cautiverio
la libertad preciosa que tenía,
con tan estrechos fueros
que me mata el miraros y no veros.
Apenas vi dichoso,
armada de pestañas, luz serena
en ese cielo hermoso,
cuando vi sus efectos y mi pena,
porque en ardientes tiros
bajaban rayos a subir suspiros.
Al fin, divinos ojos,
después que ya rendido os di la palma,
aunque me dais enojos,
como su sol la luz os cubre el alma,
v os miran siempre atentos,
águilas de su luz, mis pensamientos.

Diego de Silva y Mendoza


Ni el corazón, ni el alma...

Ni el corazón, ni el alma, ni la vida
os entregué, señora, enteramente,
lo que de esto padece y lo que siente
quiso dejar conmigo la partida.

Parte es del fuego a vos restituída
lo tímido, lo hermoso y lo luciente;
lo claro, vivo, puro y más ardiente,
¡no hay partir que del alma lo divida!

Los asombros, congojas y cuidados,
ardientes ansias y encogidos hielos
con que continuamente me persigo,

esto no va con vos, en mí ha quedado;
lágrimas tristes que penetran cielos,
éstas corren tras vos, de mí y conmigo.

Diego de Silva y Mendoza



Redondillas

Tienen el alma rendida,
mal natural porfiado,
bien violento y acabado,
tu muerte y mi triste vida.

De ir levantando y cayendo,
¡cuánto ha que pudiera huir!,
si hubiera sido morir
lo que ha sido estar muriendo.

Nada oso desear,
mucho pudiera pedir,
si como se usa morir
se usara resucitar.

Mi desdicha conocida,
porque a morir no me acierte,
dando mi vida a la muerte,
dio a la muerte en mí la vida.

La pena no se deshace,
de todo aumento recibe,
que en vida que no se vive
de sí la muerte renace.

Porque no durará más,
también probará a matarme,
si no pensara alejarme
tan lejos de donde estás.

Mas si el amor que vive en ti
muerte no le desordena,
no debes de estar sin pena
de la que dejas en mí.

Que cuando le considero,
me consuelo y me fatigo,
y por vivir me persigo
y de no morir me muero.

La muerte no te deshace;
quien te tiene el mal suspende.
Contigo ¿qué no se aprende?
¿Quién sumisión no te hace?

Morir determino,
quiérelo un desvío,
que para fin mío
inventó camino.

Cobarde partida,
¿qué mucho es que aciertes,
sin con tantas muertes
tiras a una vida?

Muero confesado
y no arrepentido;
siempre he padecido
como condenado.

Trate de mi entierro
mi inmortal herida;
muerte es de la vida
del alma el destierro.

Y si vida hubiere,
el vivir prohíbe;
como infierno vive,
como vida muere.

Y en mi sepultura
el amor escriba:
«La fe quedó viva,
murió la ventura».

Murieron como vivieron
y como cuando vivían:
uno por otro morían,
uno por otro murieron.

Y tórnome a confesar
no hallar vida más costosa
ni muerte más rigurosa
como la del esperar.

Que quien conoce su suerte
y adora el brazo y la herida,
no busca muerte a la vida
sino dar vida a la muerte.

Y estimando lo que vi,
por milagro de mi fe,
vivo muriendo estaré
y la muerte viva en mí.

Señora, un dolor mortal
no admite trazas ni medios,
si han de matarme remedios,
más vale morir del mal.

En viéndoos enmudecí,
y diré menos hablando
que este mi morir callando;
diré pues: habla por mí.

Traen el alma vertida
los ojos que son su puerta;
es ya muerte descubierta
y disimulada vida.

Quien vive de una verdad
(de adversidad perseguida)
puede morir de su vida
mejor que de enfermedad.

La vida no se prohíbe
al que a muerte se condena,
que él vive para su pena,
para su vida no vive.

Esperanza desabrida,
poco mejoras mi suerte.
¿Qué importa excusar la muerte
si matas toda la vida?

Muerte viva al que te trata;
manjar forzoso del yermo;
agua en que pasa el enfermo
el tósigo que le mata.

Altiva y entremetida
donde menos hay por qué,
medio que puso la fe
entre la muerte y la vida.

Eres un largo morir,
ciega a los inconvenientes;
no ves los tiempos presentes
y allanas los por venir.

En las casas grandes tratas,
y aunque en las casas habitas,
la muerte que solicitas
es la misma que dilatas.

Todo lo difícil quieres;
vives mientras no se alcanza;
mantiéneste de tardanza
y con los efectos mueres.

Diego de Silva y Mendoza



XLIX

Una, dos, tres estrellas, veinte, ciento,
mil, un millón, millares de millares,
¡válgame Dios, que tienen mis pesares
su retrato en el alto firmamento!
Tú, Norte, siempre firme en un asiento,
a mi fe será bien que te compares;
tú, Bocina, con vueltas circulares
y todas a un nivel de mi tormento.
Las estrellas errantes son mis dichas;
las fijas son como los males míos;
los luceros, los ojos que yo adoro.
Las nubes, en su efecto, mis desdichas,
pues crecen con sus aguas y hacen ríos
como yo con las lágrimas que lloro.

Diego de Silva y Mendoza












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