La garza blanca

Con un suave aletear, blanca veleta,
se eleva y lentamente gana altura,
cruzando silenciosa la llanura,
la garza blanca, celestial saeta.

Impecable navega hacia su meta,
alarde de diseño y de finura,
es un don generoso de Natura,
que nos muestra orgullosa su silueta.

Y si es reina cuando surca el cielo,
al descender es mucho más hermosa;
suavemente aminora ella su vuelo,

se mantiene en suspenso y como diosa,
levita inmóvil sin tocar el suelo,
baja sus patas y al final, se posa.

Eduardo León de la Barra


“Los jacintos son alimento para el alma. En mi vida, el trabajo ha sido el pan, y la enseñanza los jacintos.”

Eduardo León de la Barra

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