Parece que construimos sólidas riquezas, fuerza, belleza, pero, realmente,
Construimos imágenes.

Francisco Bendezú Prieto



Melancolía

Los días pasan
como tranvías.
El amor muere.
Melancolía.

Sal, cabelleras.
Sangre que mana
de mis heridas:
sangre perdida…

Las tardes rielan
en mi memoria
tal amarillas
fotografías.

Francisco Bendezú Prieto


Nocturno de Santiago

        Junto a los muros desvelados de Santiago
mi fantasma ahoga revólveres y brazos.
Los peces de la niebla empañan tus vidrieras,
y antifaces de plomo y hierba y plumas
entornan sus ojos debajo de la nieve.
(La soledad decapitada
bordonea en tus barandas).
Interminable-
mente
       el tiempo está llorando
en azoteas desiertas.
Las estatuas sueñan.
                                    Oscurece  :
¿qué pie resbala en el musgo
de tu queda escalinata?
Sangra el silencio.
Las paredes crecen.
                              – ¿Qué vive, amor?
– ¡El viento! ¡El viento!
¡Ay maleficio
                                   de las goteras!
Espejo cual fosa abierta.
                                    Memento.
 Sobre armarios y botellas y cornisas,
sobre labios y diafragmas y sombreros,
y paraguas como yertas rosas negras,
aletean ilegibles mariposas.
La lluvia errante nos invoca,
desde lejos, con su aullido
de cierva malherida, con su frente
de alambres retorcidos y lunas agrietadas,
con tejados de sombra
irremediablemente lejanos y perdidos.

Francisco Bendezú Prieto


Yo exalto tu perfil de amianto, y descifro tus emblemas,
y apaciento tu errante dirigible de silencio.
Yo canto tu abrazo nupcial con la inminencia.

Francisco Bendezú Prieto



Yo soy el granizo
Que entra aullando
Por tu pecho desquiciado.

Francisco Bendezú Prieto















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