1. (detrás del 0) La voz y el libro

a. (detrás de la d)

En el territorio de postmuerte necesitamos la voz de los otros.
El rezo, el petitorio, el legajo fúnebre, las costillas de los corderos El fuego de la ley, la sangre de la llama, los ecos de los astros En el sueño de los vivos
En su voluntad de no morir a través de la mirada que provee la rendija De nuestros endurecidos ombligos u ojos
La voz de los que padecen la vida es suficiente para no morir muertos No renacer en la materia equivocada
No prevenir claramente a los dioses de nuestra pertenencia al Hanan
(quedo, susurra al oído del amaru tras los ojos)
No perdernos en el camino de la muerte en la muerte y cerrar un ciclo De errores
Con otro
Que nos hunda En la voz
Que no se pronuncia pese a que no calle.

b. (detrás de la c)

No pensemos, señalados como estamos por el polvo, que la patria De los huesos perpetrados
De las pieles repartidas
De las lágrimas evaporadas
Es el camino por donde todo ser humano ha pasado. No,
no ocultes el error geográfico en el que todo territorio humano toda región regentada / el cuerpo y la muerte extensa equivale
al equívoco
en el que se ve representada en la escala.

c. (detrás de la b)

Nada te señala el camino, sin embargo. Solo la voz Los rezos que no pronuncia ninguna boca
La voz de los cuerpos vivos son plegaria y ejercicio Resistente
La muerte no muere pero debate políticamente Cara a cara
Con los vivos que deciden no morir
Cerrando los ojos en el estertor que desagrada al público presente
Imperturbablemente adoctrinado a reír o llorar según el guion
y el folleto de turno.

d. (detrás)

En cuatro partes. No en tres
Se troza un cuerpo en el ágape.
La voz de los mortales no es guía del muerto
En el viaje entre los laberintos de la caverna ulterior Los presos de ese viaje
Se bastan de brújula en el tatuaje de los días Que han vivido esa muerte
Incorporada Adherida Perpetrada Resistente y política
Socialmente analizable
En el color de la piel y en la tesitura del pelo Desde nacidos, desde antes
Acalambrados los vivos de muerte Necesitamos voz rezo del cuerpo
La palabra en el cuerpo, del cuerpo, los cuerpos Palabra
La palabra cuerpo
El exceso de cuerpo en la palabra La palabra excedida de cuerpo
En esa voz que no se pronuncia mientras Toda la vida
Muere en pedazos.

Alberto Valdivia Baselli


Huchuy Pukuy Quilla
(enero)

El maíz aparece desde la punta del grano.
Detrás está el sol
que mezcla con batientes nubosos su reflejo
el deseo es el ser que nace. Su deseo
de ser es el deseo.
Su cuerpo, su cámara mortuoria, su cáscara
su boca que succiona
es su muerte
y el deseo de su muerte,
su nacimiento.

Alberto Valdivia Baselli



Nicho / Lápida / Cremación

El paso que un hombre da
Ante otro hombre
(que es una mujer o que es un niño o que es)
Abre anchas gargantas en la roca determinada
Y cierra horizonte abriéndolos a los pies
Lejanos
De ese hombre que se cierra
Bajo la garganta de terrenal
De su propio cuerpo
Que se acerca
Que baja, desciende
Al fuego al aire al agua de todas sus salivas evaporadas
De todos sus lenguajes y gestos sanguíneos
De su última digestión y jugos y vientre
Del más allá del segundo torcimiento sexual último
Del agua del cuerpo del agua del fuego del cuerpo de la tierra
Blanca
Que se detiene en el aire
Contra el viento
Inmóvil contra el aire forzado
Inmóvil cuerpo de tierra lleno de agua
Consecuencia del fuego
Que avanza hacia otro hombre
Que en bajo tierra gira hasta hallar su eje.

Alberto Valdivia Baselli


Pacha Pukuy Quilla
(marzo)

Maduramos. La tierra madura, el cuerpo se estira
y se penetra de búsquedas amadas
no sé dónde aparecerá el cuerpo escindido de sí.
No retraso las horas para desentrañar esa búsqueda impía.
Espero. Crezco. Avanzo y, sin embargo,
el tiempo es uno.
Mi nacimiento es el deseo mismo de esa maduración.
¿Estamos atados a nuestro propio ombligo y tierra?
Estamos atados, sí, aunque la querencia esté siempre con nosotros
y mienta no necesitarnos.

Alberto Valdivia Baselli


Rezo I

1492

La voz de los muertos por venir es la lucha.
El gesto, la batalla en el cuerpo, los ojos tendidos
La muerte viene y es la muerte la pugna
Por la vida y por el pálpito continuo
España es un río que va a dar en la mar
Pero no a morir
La muerte es nuestro cauce
Estamos apelotonados en un recodo fluvial y no estamos muertos
No, no estamos.
Aún.

Alberto Valdivia Baselli












No hay comentarios: