A Dios

¿Qué es lo busco y anhelo?
¿Por qué en mi pecho un vacío
triste siento?

¿Por qué mis ojos al cielo
se tornan en el desvío
o el contento?

¿Sale un suspiro profundo
y una lágrima que oscila
misteriosa?

¿Estos suspiros y llanto
buscan acaso una amante
que han perdido?

¿O recuerdan el encanto
de ilusiones que un instante
han traslucido?

¡Oh Dios!, nada, nada de esto
recuerda ni anhela el alma,
¡Dios clemente!

Benjamín Lenz


Despedida

¡Morada de placer y de recuerdos,
Tu fuiste de mi amor el blanco asilo!
En ti de su mirar goce tranquilo
El brillo seductor

Yo escuche resonar en tus llanuras
De su angélica voz el dulce acento
Derramando doquier dicha y contento,
Vida, amistad y amor.

Entre tus flores de escarlata y nieve,
En medio del verdor de tu pradera,
Yo la he visto vagar bella, hechicera,
Cual celeste visión.

Y en mi pecho cundir voraz y oculto
He sentido de amor el fuego ardiente,
Y cual las olas de la mar hirviente
Aumentar mi pasión.

¡Oh, cruel desilusión, todo ha pasado,
Cual leve niebla por el sol herida,
¡Y al decirte mi adiós de despedida,
Tiembla mi corazón...

Que en horas de dolor y de amargura,
¡Tu serás mi mansión!

Benjamín Lenz


La rosa blanca en el capullo

Símbolo de la inocencia
duerme en tu tallo inclinada,
que ya viene la alborada
y tras ella ardiente sol.
No abras tus hojas de nieve
porque el astro con su fuego
puede marchitarlas luego
y darlas al aquilón.

Comprime tus blancas hojas,
no te sature el ambiente,
que con un beso inocente
puede empañar tu esplendor
¡Ay!, no dejes que el rocío
penetre tu casto seno,
porque rebosante y lleno
ahogará tu corazón.

Envuelta en blancos cendales
duerme flor, sin ilusiones,
que silben los aquilones,
truene el rayo matador
sin despertar sosegada,
duerme de cuidado exenta
que aunque ruja la tormenta
tendrá de ti compasión.

Benjamín Lenz
















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