A los vanidosos yo les digo:
  
Tal vez no habré besado a cien mujeres
ni a cien doncellas moras desvestido;
mas el amor que Dios me ha concedido
me ha sido fiel en los atardeceres.

Y si bien pecadores somos seres,
en el andar he sido prevenido
que no existe varón más distinguido
como aquel que es austero en los placeres.

Que andar descalzo es cosa muy prudente
desnudo por la vida  y sin abrigo
y honores desechar y ser valiente.

Por eso, amigo mío, yo te digo:
no siempre es muy feliz el más sonriente,
¡si llora igual  el rico que el mendigo!

Alí Al Haded


La cordura

Ella está sola,
irremediablemente sola;
espera el llamado del hombre
¡que nunca llegará!

Las olas golpean contra el murallón
como ideas contra un cerebro
y la tarde se viste de señora

Las gaviotas agitan sus alas
en son de despedida
y en la playa la arena muda

Ella está sola
irremediablemente sola;
su rostro de novia refleja su angustia
y en el espejo de agua vislumbra
llena de espumas su boca,
como la noche al cielo estrangula
y en su seno expira redonda una luna

Se alborota el espíritu en su cuerpo
¡ella se desnuda!
quiere cautivar el intelecto con su erotismo
¡pero no lo logra!
camina descalza por la arena y llora;
y al final de la noche descubre
con infinita amargura
que su amor por el hombre no es amor
¡Es locura!

Y el mar es un cuenco de lágrimas
cuando sopla la brisa sonora
y en un dejo de nostalgias
el horizonte se ahoga

Ella está sola,
irremediablemente sola;
espera el llamado del hombre
¡que nunca llegará!

Ali Al Haded


La raíz

Ramificada fuerza en la semilla
hundiendo va sus dientes de electrodo
en un tropismo hacia la sal y el lodo
en aras de lograr la maravilla.

Procura desovar sobre la arcilla
el fruto de la vida, el ser, el todo;
su espíritu vital de cualquier modo
renacerá cual flor en la gramilla.

Y ya magnificado el gen del verbo
sobre la faz augusta que el encierra,
un solo despertar sobre la roca:

La flora que se expande de lo acerbo
y troca la simiente de la tierra
para colmar de pan a toda boca

Ali Al Haded


Los ojos del alma
( Haikú)

¡Sólo los ojos nocturnos
pueden mirar la luna
cándida!

Las estrellas destilan
luz tenue...
¡la noche se expansiona!

¡Los ojos son cielos!
¡son mares!
y como el sol ¡nuestra alma!

Ali Al Haded


Mi tierra
  
¡Ay, el oro que pinta tus cabellos!
niña, niña
¡Ay, el zorzal que canta y canta!
niña, niña
¡Ay, el viento que desnuda una sonrisa!
niña, niña
¡Ay, tus labios de fuego y Pampa!
Trigo, trigo, trigo
potestad de los campos
(y la mujer que amo es perfecta como el pan)
Niña, niña, niña...
¡Sonriente está la tierra
cuando maduras tu pecho agreste
de espigas y sueños!
Tu majestad es sol y viento
humus y agua
dehesas y soledad
¡La Pampa está Argentina
de sueños y esperanzas!
Pero yo, desde mi rincón jornalero,
niña, niña
nuevamente he de fundar mi patria;
y cuando expiren mis huesos
de poeta y argentino
niña, niña
aquí en los campos sureños
he de resucitar
Niña, niña, niña...
¡Para besar tu Pampa!
Niña, niña, niña...
¡Para comer tu pan!

Ali Al Haded


Precipicio de luna

Caer la luna, han visto, en Salamanca,
en la ciudad que baña el río Tormes;
y en silencio, con lágrimas enormes,
el hombre llora a su princesa blanca.

¡Quedose huérfana, la noche, y manca!
que los novios ya posan disconformes
y duelo visten en sus uniformes:
la ilusión que perdida, yace estanca.

¿Qué luz brillará en la noche soñada
si la niña alba tornase cenizas
y al alma nos deja, pasión salada?

¿Qué destellos de nácar y de tizas
Iluminarán la vieja ensenada,
Cuando sollocen las sombras mellizas?

Ali Al Haded


Si por amor...

Si por amor nacemos y vivimos
y por vivir sufrimos y gozamos;
Si por gozar sentimos que morimos
entonces por amor también lloramos.

Si por amor cual fénix nos vestimos
y en el azul las alas desplegamos;
si en el volar la muerte ya vencimos
entonces por amor resucitamos.

Que el amor es un arte milagroso
¡dichoso quién pudiera cultivarlo!
acaso es un misterio majestuoso

que la luna en su afán de conquistarlo,
busca un espejo para reflejarlo

mientras un sol sonríe cariñoso.

Ali Al Haded


Sólo Almas

Reflejos de tu imagen en el río.
una rosa blanca custodia tu memoria.
Se oye al viento silbar una copla triste
todo el tiempo,
mientras grita su dolor
con lamento desgarrado
sobre un junco un ruiseñor,
que atribulado el corazón
vió partir a su alondra
en el río una mañana,
sin su cuerpo, hacia otro cielo.

¡Fue un instante de cenizas!
cuando una bala perforó su pecho
destronando su deidad
cambió el rumbo de su sino
y desmayada su conciencia
en esa brevedad
cayó la alondra con mortal herida
sobre un espejo de agua
como una flecha.

Y lentamente, fue hundiéndose
en el río hasta el fondo de su lecho,
ya sin aliento, ya sin vida,
hasta dejar una estela blanca
y un quejido de dolor en el viento.

Hoy el ruiseñor dijo ¡basta!
y se aferró a la rama de un pino
y cantando su mejor balada
¡cuál excelsa sinfonía al cielo!
se dejó caer al agua
y se hundió en vertical,
bajo una lluvia otoñal
mientras el bosque y el río platicaban
a sus hijos.

Y ahora en el río
se ve todas las tardes,
mientras se oye el canto de un ave
y el bosque platica a sus hijos,

a una estela blanca
que acaricia el rulo de un remolino.

Ali Al Haded

























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