Al final de la guerra, Gehlen se rindió a los estadounidenses e hizo una proposición sorprendente. Suministraría a los estadounidenses lo que les faltaba: inteligencia sobre su antiguo aliado, la Unión Soviética. Para los noveles agentes de inteligencia de Topeka y Paducah, esto sonó como una oferta seductora. En agosto de 1945, los estadounidenses se sintieron suficientemente intrigados por Gehlen como para llevarlo, vestido con el uniforme de un general del ejército de EE.UU., a Washington en el avión de transporte del general Walter Bedell Smith. Se reunió con jactanciosos «presentes en la creación» como Allen Dulles y William Donavan.

En líneas generales, el acuerdo fue el siguiente: Gehlen transferiría su organización y su información a la red de inteligencia estadounidense. Como anticomunistas probados, su celo por servir a sus nuevos amos, era obvio. Todo lo que Gehlen pedía a cambio era:

– Tener control total sobre las actividades de su organización;

– El derecho de aprobar a los oficiales de enlace de EE.UU. con su Organización;

– La Organización sería utilizada sólo contra la URSS y sus estados clientes.

– La Organización se convertiría en la agencia oficial de inteligencia de un futuro estado alemán occidental.

– No se exigiría jamás a la Organización que realizara algo que Gehlen considerara contrario a los intereses alemanes.


No hay comentarios: