Albañil

Al que madruga
no lo ayuda nadie. Solo,
con su pan bajo el brazo
con su manzana brillante en el bolsillo
con las rodillas que le suenan
llena la calle vacía,
a las seis de la mañana
ladrillo sobre ladrillo asegura
con las manos partidas cementosas
la manzana madura de mañana.

Alfonso Gumucio Dagron



Che

habrá una sombra siempre
allí habrá una sombra una luz cerca
aquí siempre una frente en la maleza
no se la ve se la siente en la humedad
de cada árbol
                        se descuelga
el latido vivo de la selva viva
desde que la sangre
escogió allí su caparazón verdadero

a despecho de hijos de puta
militarotes de estrella norte y águila
en el pecho
se ha de partir esta tierra
han de morir corbatas y galones
y hasta dará pena hablar en castellano

ya el rumor está corriendo ríos
las hojas hacen eco
la nieve las alturas el mar
tiemblan de esperanza pero el canto es
triste todavía la sombra
se mueve lentamente
multiplicada
llora sonríe putea no olvida ama crece
y no hay quien la detenga
porque ama

Alfonso Gumucio Dagron


Creación

El hombre es una creación de Dios,
un animal que sufre
que recuerda en un parque,
alimenta palomas huecas,
lleva la mano al bolsillo pelusa
confirma con las yemas
una mancha de cera
una carta amarga y el frío oscuro
del metal con el que desafiará a Dios
creación del hombre.

Alfonso Gumucio Dagron


Este hombre

Este hombre quisiera
romper el cascarón que lo aprisiona
despojarse de su piel gastada
rasgar jirones de escamas resecas
sacar a la luz un cuerpo limpio.

Este hombre está harto
de que le pesen los hombros
le suenen los huesos del cuello
y su pecho comprima aire prestado.

Este hombre no soporta la ceguera
las telarañas adheridas sobre los párpados,
quiere ejercitar el músculo noble
que encierra el brillo de un cuarzo enamorado.

Este hombre quiere dar a luz
el sentimiento, el placer, la complicidad
perderle el miedo a su propia piel.

Este hombre no quiere caminar muerto.

Alfonso Gumucio Dagron



Horizonte

He cambiado de piel tres veces
Me ha costado darle la vuelta al mundo
Para llegar al punto de partida
Mis piernas me sostienen mejor
Tengo una cicatriz en el pecho
Más bien una costura, un bolsillo roto
Acceso directo al corazón


Estoy de regreso de mí mismo
Noches enteras buscando una estrella fugaz
Que me conceda un deseo
Nada extravagante
Tan sólo la habilidad de reconocer
La verdad de la mentira


Es otoño aún y los días son largos
La luz se recuesta cálida sobre la montaña
Quiero decir que el horizonte se distingue
¿El horizonte es una línea firme?
¿Es una pintura mural que cambia cada día
Movida por tempestades de color?
¿Hay un atajo para llegar al horizonte?


Quizás sirva de algo haber adquirido
Una cicatriz en el pecho
Una costura de piel y nervio
Una entrada directa al corazón

Alfonso Gumucio Dagron


Ocaso

Después de la lluvia se instala la noche
nube negra que desgrana su tinta
en el fondo de la ciudad, mientras
las cimas se rozan aún con el día.

En la montaña una luz fresca recobra
la nostalgia anticipada
de lo que en este instante miro,
el paisaje que conservaré desde hoy
con el sabor agrio de la pérdida.

Aquí estoy de pie en la terraza proa
cerrando los ojos para ver mejor
registrando memoriosamente el paisaje
para entregárselo al pasado.

Alfonso Gumucio Dagron



Reflexiones en la hora de las flexiones

Ayer cuando hacía el amor entusiasmado
comprendí de pronto toda la verdad
de tanto esfuerzo húmedo y pujanza.
Señores, se nos pasa la vida
tan sudando
queriendo regresar los pasos siempre
extraviar el espejo que nos mira
recobrar el estado cálido inicial
grandulones, peludos, encorvados
pretendiendo ilusos
el estrecho refugio que una vez perdimos.

Alfonso Gumucio Dagron













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