Amar

Amar ha sido todo

Amar y dejar de amar

Porque todo se ha ido

Reduciendo

Al verbo AMAR y sus

Implicaciones

Amar               su cuerpo

sus ojos

sus manos

su pelo

sus pies y

sus poemas

Amar lo imposible

Amar ante la certeza de lo

inevitable

Amar arrebatando

Amar por un segundo

pero amar

Amar por unos días

pero amar

Amar por unos años

pero amar

Y después

quizá

el desamor

Con todo lo que tenemos

No podemos dejar de amar

De conjugar el verbo prohibido

De conjugarlo

yo amo

tú amas

etcétera

etcetera

Así el verbo                el inquisidor

El del deseo                el inquisidor

El de la piel erizada

El de los remordimientos

El de las manos suaves

El de los besos en la boca

en la nuca

en los pezones

Ese verbo adulador

A veces potro de tortura

Aida Toledo


DEGRADACIÓN

EN Fá(bula) MENOR

Sube hombrecito le digo y
Se transforma en gato
Sube gatito le digo y
Se transforma en cabro
Sube cabrito le digo y
Se transforma en perro
Sube perrito le digo y
Se transforma en asno
Sube asnito le digo y
Se transforma en león
(Ruge ruge ruge)
Sube leoncito le digo y
Se transforma en mono
Sube monito le digo y
Entonces sube

Aida Toledo



DESPUÉS MORIREMOS DE MIEDO

Nosotras
No cantaremos al amor
A ese dios       que de por vida          nos condena
A morir en el cenote

Cantaremos al miedo
Al terrible miedo
De vivir a solas
Y de masturbarnos en silencio 

Al miedo de un televisor
Encendido por las noches
O de un insidioso gato
Maullando insomnios




Ella / la misma

me miro en el espejo
y no he dejado de ser
la misma
la que creyó en príncipes
la virgen
la que leía libros en el bus
la misma
con sus faldas cortas
y sus piernas flacas
la de la invariable rutina
de la casa al instituto
del instituto a la casa
la misma
la que medio soñó con hijos
la que pasó seis años con el
mismo novio
la que se equivocó
pensando que lo amaba
la misma
la que no miraron
cuando ella los miró
la que ahora escribe
en tanto un hombre
¿su príncipe tan esperado?
la deja la olvida la ignora
o la evade
ella / la misma

Aida Toledo



Fábula de di y pi o la posibilidad de una lectura reversible


Se ven
se conocen y
conversan
en corto tiempo
se tocan
los lugares + íntimos
a mordidas como besos
se arrancan los labios y las prendas
se acarician se pellizcan se lamen
se sitian se invaden y poseen
porque
di debate su sino
de caballero lúbrico
y pi
siente entre las piernas
un cosquilleo adolescente
que no la deja dormir
por eso
se poseen se invaden se sitian
se lamen
(sí señor cómo se lamen)
se pellizcan se acarician
se arrancan las prendas y los labios
como besos a mordidas
los lugares + íntimos
se tocan
en corto tiempo
conversan
se conocen y
se ven.

Aida Toledo


Pudiste haber sido normal

Me reprochaba mi abuelo

Sin embargo

Siempre sentí este vértigo

Producto de aquellas

Novelas de aventuras donde

Margarita de Poitiers

Le abría el balcón a

Enrique VI y

Yo me introducía invisible

Mientras él se escurría

Entre sábanas de seda

A tomar para sí

A su dama de terciopelo

Y la Poesía Dios mío

la Poesía

Con aquel intenso sentimiento amoroso

si era Bécquer

o

Aquellos madrigales embriagándome

Las noches

Y era yo las princesas

de Rubén

Y yo deseaba ardientemente

Que Darío lamiera

Mis pezones incipientes

Y fui Matilde o aquella solitaria

Sirena

Marcada con colillas de cigarrillo

Del poema de Neruda

Ninguno de esos mundos

Me fue ajeno

Ni sor Juana y los miles de

Hombres necios que repetí

Ahíta de resentimiento

Pero las palabras de mi abuelo

Insistían

Pudiste haber sido normal

Haciendo de la cocina

Y el tejido

Un arte para

Cazar marido

Pero ella

La amada

La bien amada

La a veces comprometida

La exiliada

La erótica y sensual

La cancerbera

No me ha dejado ser.

Aida Toledo











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