Amarte sin amarme

Amarte sin amarme, ¡qué tormento!
Amarme sin amarte, ¡qué delito!
Amar, querer amor, sueño bendito
en lago de ilusión y sentimiento.

¡Qué fuego de placer! ¡Y qué contento
vivir siempre en la flor aunque marchito!
Calor de nieve, amor. El infinito
persigue tu color por el desierto.

Buscamos hoy la paz. Ayer el cielo
nos dio su corazón, hermoso ramo
que sirve a la esperanza de consuelo.

El viento nos agarra de la mano,
nos lleva a su morada con desvelo
y siente con nosotros más que humano.

Anastasio Pajuelo Gallardo


Enero

En enero, bufanda, capa y sombrero.
En enero, no te separes del brasero.
En enero ni galgo lebrero ni halcón perdiguero.
Por San Antón la gallina pon.
Enero llave de granero.
Cuando nieva en enero, todo el año ha tempero.
En enero el suelo mojado, bueno para el suelo, malo para el ganado.
Quien cava en enero y poda en febrero, tiene buen año de uvero.
Año que hasta el nueve de enero nieva, mucho pan espera.
De enero a enero, el dinero es del banquero.
Hasta San Antón pascuas son, y si quieres más, hasta la Virgen de la Paz.

Anastasio Pajuelo Gallardo


Himno a la Barranquera

I
Eres la aurora de Los Barrancos;
de Campanario, rosa y clavel;
intercesora de nuestros llantos,
ciencia y misterio, ternura y fe.

De gloria vibran los corazones,
se llena el aire con la emoción
y el pueblo entero siente en su pecho
ardiente llama de luz y amor.

ESTRIBILLO
Por tu amor
nace en el campo la primavera,
y el Guadalefra duerme a tu vera
con esperanza y con devoción.

Adiós, adiós,
decimos tristes cuando nos vamos,
y en los Barrancos siempre dejamos,
Divina Madre, el corazón.

II
Nunca estás sola, siempre tu pueblo
acude a verte, fiel a su cita.
Hasta el ausente viene a buscarte,
Virgen Sagrada de Piedraescrita.

Porque es tu nombre gracia y consuelo
de los que marchan a otro lugar
con la esperanza puesta en el cielo,
tal vez mañana, de regresar.

ESTRIBILLO
Por tu amor
nace en el campo la primavera,
y el Guadalefra duerme a tu vera
con esperanza y con devoción.

Adiós, adiós,
decimos tristes cuando nos vamos,
y en los Barrancos siempre dejamos,
Divina Madre, el corazón.

Anastasio Pajuelo Gallardo



Para hablarte de amor

Para hablarte de amor no necesito
ni lápiz ni papel. Sólo quererte,
saber que estás ahí, mirar y verte
y viajar con tu luz al infinito.

Para hablarte de amor no necesito
que la luna nos mire frente a frente,
pero sí que su luz, eternamente,
acompañe a mi fe, digo y repito.

No me busques, amor, en los rumores,
que jamás yo los tuve por amigos:
búscame si tú quieres en el fuego,

porque un fuego de luz son mis amores,
y más fuertes aún si son contigo,
que al final el amor es todo juego.

Anastasio Pajuelo Gallardo








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