Amor de mansedumbre

Señor, ¡qué mansedumbre la del amor pequeño!
El amor que se queda silencioso en la espera
sabiendo que no llega ni siquiera en el sueño.

Señor, ¡qué mansedumbre la del amor pequeño!

He visto el alma humana de rodillas, y pienso
que desgarrado el sueño nada importa la espera
porque si llega un día será un instante inmenso.

Y oirán por la vez última una voz conmovida
que ni ofende a la muerte ni suplica a la vida
sino que humilde, humilde, como un amor pequeño,
pide que le devuelvan la devoción del sueño.

Señor, ¡qué mansedumbre la del amor pequeño!

Claudio Barrera


El Retorno del Padre

Hoy vendrá mi padre!
La casa estará mas hermosa que nunca
Mas brillante el cielo,
y el pan de la mesa, mas dulce y mas bueno.

En el horizonte, las cintas azules
caerán sobre el monte
Y, aunque traiga las manos vacías,
besaremos sus manos cansadas
de golpes amargos que brinda la vida.

Todos en la casa no diremos nada!
El hogar estará luminoso ese día!
No hay resentimiento para un dolor grande
que ya en el ocaso se torna alegría

Porque el llanto que nuble sus ojos
sera de alegría.
Y aunque venga solo!
Y aunque venga triste!
Arrastrando las huellas amargas de sus agonías,
sin decirle nada;
sin una palabra que fuera un reproche...
Llenaremos de besos sus manos vacías!

Claudio Barrera


Esta ciudad es isla
con un trajín de colores desvanecidos,
como barcas abandonadas
en las riberas del mundo.
¡Panoramas sin voz de remeros perdidos!
Es como un gran naufragio
que se hubiera paralizado
en una acuarela absurda y sin sentido.

Claudio Barrera
Fuente:http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=barrera-claudio


La danza caribe del Yancunú

Zumba la cumba del Yancunú
caribe danza,
danza africana,
ritmo del viejo ritmo vudú.
Camasque cría sus negros zambos.
Zambas que danzan al son del tun.
Suda que brinca,
brinca que suda,
mientras trepidan por las rodillas
los caracoles del Yancunú.

Claudio Barrera


La mujer vegetal

Mujer ¡eres distinta! En ti no es la aventura,
ni la pasión absurda, ni la emoción fugaz…
El árbol de la vida se prende a tu cintura
con un convencimiento de presencia frutal.

Enraizada en tus sueños juega la clorofila
y ruedan las corolas en tu voz de cristal.
En las ramas del tiempo deshojas tus pupilas
y el otoño en tus manos empieza a amarillear.

Parada sobre el surco de una espera latente
tu ramazón de sueños presiente el vendaval.
El mar de los deseos golpea suavemente
con sus olas ilímites tu posición solar.

Enraizada en la muerte —casi desvanecida—
te sorprende el crepúsculo, muchacha singular.
No es de tierra y paisajes tu soledad herida
sino de una infinita tristeza vegetal.

En la higuera silvestre, en la presencia ruda
de la albahaca y acaso por la flor matinal,
te amaré más que nunca tropical y desnuda
y te urdiré en mis brazos con devoción juncal.

Toda la selva humana tendrá un prestigio nuevo.
Árboles carcomidos no te podrán rozar.
Y estarás frente al hombre —divinizadamente—
con sólo tu presencia de rosa vertical.

Claudio Barrera


Un pedazo de tierra

Un pedazo de tierra,
es también paz y sombra y compañía.
Además de pedazo de tierra.
Es amor en la ausencia
y es la caricia grata
que da la compañera.
Además de pedazo de tierra.
Es el hijo que nace igual que las espigas
y los granos de trigo.
Es la novia, la madre y el amigo.
Además de pedazo de tierra.
Es casi el corazón latiendo a gritos
en la paz de los patios.
Es algo que jamás se nos separa,
algo que está en nosotros.
Además de pedazo de tierra.
Es canto que se pega a los labios
como un beso del viento.
Es el temblor del agua en el invierno
y el verano sediento.
Un pedazo de tierra es compañía
porque es sangre y espíritu
y nos hace vivir
con la diafanidad de la poesía.
Un pedazo de tierra
es sepulcro y es grata compañía…

Claudio Barrera









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