Anastasio Pantaleón a unas fiestas

Rompio, Clori, tres astas en el toro
Gauiria el moço tan de lleno en lleno,
que dexó desluçida en el terreno
qualquier lanzada del izquierdo moro.
Fue de las fiestas con igual decoro
explorado el taladro y el barreno,
la Beatitud de Bonifaçio onçeno,
cuyo tremendo pie postrado adoro.
Erraronse las cañas, y con ellas
su caracol a justiçiar fue visto
en la plaça sin misas y sin credos.
Estas cañitas, Clori, son aquellas
que en llegando a madrid el antichristo,
incará por las yemas de los dedos.
Despues de tantos miedos
de este impuro vestiglo,
tendra final consumaçion el siglo.
Paciencia, yemas mias,
que ello se an de cumplir las profeçias.»

Anastasio Pantaleón de Ribera


¿En el Arpa...?

¿En el Arpa, en los dedos, o en el viento,
dónde ha librado Dios su valentía?
Mas si fue en la dulcísima Armonía,
trofeo es de los tres el vencimiento.

Es de su ardiente espíritu el aliento,
con que al abismo el joven desafía,
los dedos su poder, y en profecía
sacra la humanidad, el instrumento.

Los vencidos horrores del Tirano,
afrenta misteriosa de su gloria,
mucho son Vaticinio soberano.

Porque muestra en los lejos de la Historia,
que un dedo, que una voz, que un soplo humano,
sobran en Dios, para tan gran victoria.

Anastasio Pantaleón de Ribera










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