Anhelos

Quisiera haber nacido bajo el renacimiento
y acometer empresas de soberano aliento.
Ser duque de igual modo que el valentinois
o  rey como Francisco I de Valois. 

Manejar los pinceles igual que el Tintoretto;
burilar con Cellini, un puñal o un soneto.
ser poeta cortesano como Ronsard y el Tazzo;
llevar cota de malla bajo el jubón de raso.

Tener a don Francisco de Pizarro la espada;
llevar una divisa, así: “César o nada”.
ser caballero para desafiar sinrazones;
Igualar al magnífico don Suero de Quiñones. 

Mandar un tercio en Flandes, seguir a Italia luego;
todo por  Carlos V, llevarlo a sangre y fuego.
ser en mi siglo como el señor de Bayardo:
tener brazo de hierro y el alma como un nardo. 

Ser un maestro de armas en París o en Verona;
ser jefe de partido como Orsini o Colonna.
sorprender en la oscura calleja a un Capuleto;
enviar con mis heraldos al de Nevers un reto. 

Vivir la vida intensa que entonces se viviera,
en la mañana rubia de nueva  primavera.
menospreciar la muerte adorando la vida;
buscar tras el ensueño la tierra prometida. 

Decidir con la espada o el puñal las querellas;
en las noches románticas hablar con las estrellas,
y puestos en la dama todos mis pensamientos,
mi penacho de plumas que flotara a los vientos.
Bañado con la gloria del sol del mediodía,
triunfante en la tremenda batalla de Pavía. 

Adán Coello Estévez


Torre de Marfil

Es imposible nuestro amor.... No aguarde
nada de mí tu cándida ilusión,
para rehacer mi alcázar es muy tarde,
el blanco alcázar de mi corazón.

Del arca de mis sueños no retengo
nada, y mi azul rosal se mustió con
el rojo sol canicular, y tengo
enferma el alma de desilusión.

Sentado en una piedra del camino
aguardo el cumplimiento de mi sino,
del porvenir sin la inquietud febril;

mientras se yergue en el confín lejano,
bajo un pálido cielo de verano,
la misteriosa Torre de Marfil.

Adán Coello Estévez




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