Aquel mirlo

¿Qué habrá sido de aquel mirlo
que cantaba la primavera pasada
cuando esperábamos el tren
en la estación de Dovlici?

Pero, ¿puede un poema sobre el mirlo
sustituir el canto del mirlo?

¿Puede?
Lo dudo.

Izet Sarajlić


Besar a los amigos

A Raffaella y Sergio

En realidad ya lo he hecho
delante del hotel Plaza en Salerno.
No veo la razón para no hacerlo también en un poema

Izet Sarajlić


Cambio de dirección

A menudo mis amigos
cambian de dirección.

Ahora también Alfonso Gatto.

Hasta ayer habitaba en Roma
en la alegre calle Margutta.

Ahora se ha mudado
al cementerio de Salerno.

Esta es la peor
de las veintiocho direcciones
que ha tenido en la vida.

Era mejor incluso
aquella en época de Mussolini:
Alfonso Gatto,
cárcel central,
Milán.

Este es el poema.

En todo este tiempo también yo he cambiado de dirección.
Vivía en la feliz y espléndida ciudad europea de Sarajevo,
ahora vivo en la cárcel central de Europa.
Pero,
volvamos a los tranvías de Sarajevo,
un historiador diría:

Sarajevo estuvo entre las primeras ciudades de Europa
en tener servicio de tranvías.
Yo no soy un historiador,
incluso hubiese querido que estos años que me quedan
hubieran pasado de algún modo fuera de la historia.

También, cuando era más joven, lo deseaba.
En un viejo poema escribí:
Querida,
¿cómo podríamos huir de la historia?

A los bosnios y a los chechenos
desafortunadamente
según un idéntico guión
les ha tocado la parte más cruel de la historia.

Pero
sobreviviremos de cualquier manera también a esto.
No tenemos elección.

No quiero más poemas sobre el tranvía de Sarajevo
cuyos viajeros son el objetivo cotidiano
de los francotiradores de Grbavica,
no más poemas sobre esta tremenda guerra,
menos todavía
poemas sobre algún campo de concentración;
no, yo no veo la hora de poder regresar,
por segunda vez en mi vida,
a escribir mi poesía de posguerra.

Izet Sarajlić



Desde algún tiempo

Desde hace algún tiempo
no me interesa en absoluto la poesía.

Me interesa la vida.

Los peores lugares en la poesía son, en realidad, la poesía.

En cuanto la vida irrumpe en la poesía,
los versos, casi sin la intervención del autor,
se convierten en poesía.

Izet Sarajlić


La delicadeza humana

Delicadeza humana,
¿Dónde estás?
¿Tal vez
sólo en los libros?

Izet Sarajlić



La suerte a la manera de Sarajevo

En Sarajevo,
en esta primavera de 1992,
cualquier cosa es posible.

Estás en una cola para comprar el pan
y despiertas en un hospital
con una pierna amputada.

Después, incluso reconoces que has tenido mucha suerte.

Izet Sarajlić


Ninguna tú

Tantas mujeres
y ninguna tú.

En Sarajevo
doscientas mil mujeres
y ninguna tú.

En Europa
doscientos millones de mujeres
y ninguna tú.

En el mundo
dos billones de mujeres
y ninguna tú.

Izet Sarajlić



Sarajevo

Ahora también duermen nuestros queridos inmortales.

Frente al colegio femenino,
crecido bajo el puente discurre el río Miljacka.
Mañana será domingo.
Coged el primer tranvía a Ilidža,
un lugar en el que, como es natural, nunca cae la lluvia,
la aburrida y larga lluvia de Sarajevo.
¡Quién sabe cómo se sentiría sin ella Cabrinović en prisión!

Nosotros la maldecimos, blasfemamos,
y sin embargo, mientras cae,
fijamos los encuentros de amor
como si estuviéramos en el corazón de mayo.

Nosotros la maldecimos, blasfemamos,
conscientes de que nunca podrá convertir el río Miljacka
en el Guadalquivir o en el Sena.

Y entonces, ¿será un motivo suficiente para amarte menos
o hacerte sufrir menos ante la desgracia?
¿Será por ello menor mi hambre de ti
y mi derecho amargo
de no dormir mientras el mundo está amenazado
por una guerra o la peste
o cuando las únicas palabras posibles son “no olvidar” y “adiós”?

Además,
es posible que ni siquiera sea esta la ciudad en la que moriré

pero en todo caso habría sido digna
de un yo incomparablemente más sereno.

Esta ciudad en donde, a decir verdad,
no siempre he tenido mucha suerte
pero en donde cada cosa es mía y donde siempre puedo
amaros a cada uno de vosotros
y deciros que estoy desesperadamente solo.

Tal vez en Moscú podría hacer lo mismo
pero Esenjin ha muerto
y Evtušenko estará viajando por cualquier parte de Georgia…

¿Cómo iba a pedir yo auxilio en París
si ni siquiera han respondido a la llamada de Villon?

Aquí, en Sarajevo, si necesito ayuda
incluso los sauces, que son mis conciudadanos,
conocerán aquello que me hace sufrir.

Porque en esta ciudad, a decir verdad, no he tenido
mucha suerte
pero en ella la lluvia, cuando cae,
no es sólo lluvia.

Izet Sarajlić


Si he sobrevivido a todo esto

A Zija Kafedzic

Si he sobrevivido a todo esto
ha sido gracias a la poesía
y a diez o quince personas,
gente común,
santos de Sarajevo,
a los que apenas conocía antes de la guerra.

También el Estado ha demostrado una cierta comprensión
hacia mis desventuras,
pero cada vez que he ido a llamar a su puerta
estaba fuera,
un día en Ginebra,
otro en Nueva York.
Izet Sarajlić



Todas regresan de algún lugar

Todas regresan de algún lugar.
Zelja de Regensburg.
Sanja de Trieste.
Asja de Mallorca.
Daniela de Túnez.
Nieves de Roma.
Mirka de Budapest.
Sandra de Lucic de Tucepi.
Nusa de Kajetan del mercado.
Zaga del hospital.
Lucy del colegio.

Todas regresan de algún lugar.
Sólo tú no regresas.

Izet Sarajlić



Una granada lanzada desde el Mrkovići

Hace treinta horas que
las granadas llueven sobre nosotros
desde todas partes.
Una de ellas acaba de sobrevolar
este poema.
Ha sido lanzada desde el Mrkovici
donde antes de la guerra
cogía margaritas
con la mujer que amo.

Izet Sarajlić






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