Aquí vendré

(Al poeta español Juan Cervera S.)

Aquí vendré después que yo me muera,
en esta silla escribiré alumbrado,
con otra luz, ardido y deslumbrado,
con otra voz, cantando a mi manera.
Aquí entre la arboleda, compañera
de febriles momentos, casi alado,
vendré a buscar los sueños que he trenzado
en sus ramas, con astros y quimeras.
Aquí vendré al tomar cada mañana,
corpúsculo de música que hermana
será mi corazón entre estas flores.
Aquí vendré, tú no verás mi sombra,
pero seré este mismo que te nombra:
un fantasma con luces interiores.

Alfonso Larrahona Kästen


Individuos ancestrales

El primer individuo de mi ancestro
fue una gota de lluvia recostada
en una playa, alguna voz dorada
pretendiendo apagar este siniestro.

El segundo: esta ola que amaestro
resonando en mi verso, liberada
en mi interior como una desolada
rosa sanguinolenta que te muestro.

El tercero: fue el viento y su maniobra
impulsando las líneas de esta obra:
conjunto de presencias solamente.

El cuarto y los demás los he olvidado,
bandadas son, manadas y legados,
ángeles y demonios inclementes.

Alfonso Larrahona Kästen


Mi casa es una isla

Mi casa es una isla donde dejo
mi pálida pasión, todo ese canto
del que soy pasajero y de tanto
navegar: soy un trino en el espejo.

Mi casa es una isla donde tejo
el sueño de existir, el breve encanto
de cubrirme con voces como un manto,
provisto de un interno catalejo.

Es una isla porque allí estoy solo,
alado sobre el fuego en que me inmolo
cada vez que me acosa algún poema.

Una isla: mi casa y yo. Nacemos
cada día cuando reconocemos
que Dios nos ha donado una diadema.

Alfonso Larrahona Kästen



Mi pozo

Restará de quien soy tan sólo un pozo,
no muy profundo, pero sí sombrío;
porque quise ser árbol o ser río
y no pude salvarme del destrozo.

Todo lo que perdí me brindó gozo;
todo lo que gané me daba frío;
fui durante la vida un gran vacío,
una grande oquedad puro sollozo.

En mis aguas moraban las estrellas
cuando el sol se marchaba, sólo ellas
conocían mi incendio de ansiedades,

la mirada interior que poseía,
la saya de dolor con que investía
mi pozo desbordado en soledades.

Alfonso Larrahona Kästen


Última disposiciones

Nadie habrá de plañir cuando yo muera,
cuando olvide mi luz en mi escritorio,
nadie habrá de gemir en mi velorio
cuando mi nave zarpe mar afuera.

Se leerán mis versos cual si fueran
florecillas de grises abalorios,
sabrán que sólo tuve un desposorio
por amor, una sola compañera.

Mientra viví compuse mi retrato,
más cerca de gaviota que de albatros,
más cerca de la mar que de la tierra.

Y moriré sin desear más nada
que esta vida que fuera diseñada
para morar en paz, jamás en guerra.

Alfonso Larrahona Kästen


Valparaíso

Como barco sin par, ancho de luces,
estás, Valparaíso, recostado
a la orilla del mar donde trasluces
el sueño de tus cerros, desvelados.

Yo nací en tus violentos contraluces
junto al viento que fluye desatado,
donde canta el amor, donde produces
marinos de alma errante y sueño alado.

Fluir de ti es ser barco que zarpa,
gaviota aventurera, mástil, arpa
murmurando tu música despierta.

 Es ser como la brisa o el mar fecundo...
Valparaíso, corazón del mundo,
ancha casa esperando, mano abierta.

Alfonso Larrahona Kästen













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