Balada de la rosa náutica

Treinta y dos caminos señalan tus puntos.
Unos van a tierra, otros van al mar.
¿Dime, Rosa de los Vientos,
no hay un camino más?

Treinta y dos caminos señalan tus puntos
Unos van a tierra, otros van al mar.
¿Dime Rosa de los vientos,
va alguno más allá?

Rosa de los Vientos, dame mi camino,
uno que no vaya ni a la tierra ni al mar:
o un camino que no lleve a ninguna parte
o un camino del que no se pueda regresar.

Alberto J. Ureta Ferrande



El Dolor Pensativo

Con un verso mas dulce que el recuerdo y mas consolador que la esperanza,que pudiera decir lo que tan solo puede decir el alma,
un beso que se escapa de los labios y muere sin posarse,
una mirada que busca otra mirada,
una sonrisa que tristemente y sin querer se exhala que aveces no es dolor ni es alegría pero que acaba siempre en una lagrima.
... Y por eso, a la hora en que la vida parece que se acaba,
cuando para las cosas que sentimos,
se busca en vano la expresión que falta.
Brota del alma del poeta, una poesía Encantada,
una poesía intraducible y honda de un verso sin palabras. 

Alberto Ureta


Elegías de la cabeza loca

I

Tantos años, día por día,
de sentir, de esperar, de creer,
y tu presencia en el recuerdo
que siempre quiso serme fiel.

No sé qué fondo cotidiano
tendrá tu vida, ni por qué
caminos habrá dispersado
tu gracia el encanto de ayer.

Era tu norte tan lejano,
era tan frágil tu bauprés.
y querías tocar en tantos puertos,
y tantos mares recorrer,
que hoy al pensar en tu aventura,
temo apenado que tal vez
o hayas perdido el derrotero
o haya encallado tu bajel.

VI

Bajo tu mano tenue,
aquella frase
musical del Idilio
de Lack
prolongaba anhelante
su quejido.

¿Qué había en esa frase musical
del Idilio
de Lack?
¿Era ansiedad? ¿Nostalgia?
¿Amor de lejanía?
¿Tentación del abismo?
¿Renunciamiento, acaso,
de todas las promesas de la vida
o aceptación sumisa del destino?

Nunca podré saber qué era esa frase.
Ave herida en su vuelo,
son perdido
en la noche,
estrella errante
que refulge una vez temblando
y pasa hacia el olvido.
¡Había en ella tanta
sed de imposible
y de infinito!

VII

Estaba conmigo todavía,
y eras ausencia ya.
Y venías en tu voz como un eco lejano,
que llega desde el monte o desde el mar.

Venías en tu mirada distante,
en tu indolente ademán,
en tu halo de cosas sin mañana,
que son un poco muerte y un poco eternidad.

Venías, sobre todo,
en aquella ansiedad
de los pobres viajeros que parten
sin saber a dónde ni por qué se van.

Y te amaba en tu ausencia todavía presente,
como si fueras más
viva y más intacta en el recuerdo,
y más real.

VIII

La noche libertaba, uno a uno,
tus colores, que se iban
en el sigilo blanco de los médanos,
en el silencio húmedo de la sombra,
en la garúa fina del invierno,
en tus plegarias,
en tus latidos,
en tus deseos.

La noche libertaba tus colores,
uno a uno,
de la mirada distante
de tus ojos profundos,
de la gracia vencida
de tu gesto indolente y taciturno,
de tus manos caídas,
de tus labios mudos.

De la suma viva
de colores que era
tu recuerdo y tu espíritu
y tu nombre y tu ser y tu apariencia.

Alberto Ureta


Estabas conmigo todavía

Estabas conmigo todavía
y eras ausencia ya.
Y venías en tu voz como un eco lejano,
que llega desde el monte o desde el mar.

Venías en tu mirada distante,
en tu indolente ademán,
en tu halo de cosas sin mañana,
que era ya un poco muerte y un poco eternidad.

Venías, sobre todo,
en aquella ansiedad
de los pobres viajeros que parten
sin saber adónde ni por qué se van.

Y te amaba en tu ausencia todavía presente,
como si fueras más
viva y más intacta en el recuerdo,
y más real.

Alberto Ureta


Pobre amor

¡Pobre amor! No lo despiertes,
que se ha quedado dormido.
Hay en sus labios inertes
la tristeza del olvido.

¡Pobre amor! No lo despiertes,
Dios sabe cuánto ha sufrido.
¡Pobre amor! No lo despiertes,
que se ha quedado dormido.

Alberto Ureta



Tu amor es como una

Tu amor es como una una de esas viejas consejas,
que mientras son más viejas, son más inolvidadas,
que tienen el prestigio de las cosas añejas
y el perfume de sándalo de las cosas guardadas.
Tu amor es más. Es como esos sueños que a veces
dudamos si son sueños o si son realidad,
que compensan lo duro de la vida con creces
y que entreabren las puertas de la felicidad.
Es mucho más tu amor. Es como el cristalino
acariciar del agua que pasa sonriente,
y que deja la dulce huella de su camino
escrita sobre el bruno peñasco de la fuente.
Es todo eso tu amor, ese amor que en mi vida
ha dejado una huella y ha cerrado una herida.

Alberto Ureta











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