Constante

Nunca sabremos
por qué hay algo extraño
en la vida que nos hace
volver los ojos
con melancolía
como si la fortuna
fuera una palabra
volátil de los labios
como si el viento
fuera el toque final
de su alborada.

Ana Aridjis


El azar

Levantas el velo
y te miras
y eres el reflejo
que cambia sin parar.
El río suena
como un mercenario
que odia su destino
y siempre viaja.

Levantas el velo
y eres el traidor
que deja que el olvido
sea vulnerable.
Eres la fiera
que tiene un señuelo
para detener el curso
del agua bucólica.
Que no te asombre demasiado
que el azar en la espesura
llegue susurrante.

Ana Aridjis


El pasado

Quién apoya la memoria
herida de nostalgia
para repetir el nombre
de los pies que se dirigen
al mismo punto.
Cómo olvidar
que no han caminado.
Estáticos acariacian el eco
sin tiempo de los náufragos.

Ana Aridjis



En el portal

El hombre del violín
se acerca a la mesa.
Despacio su arco toca las cuerdas.
Prisionera en la alcancía
su pasión se inquieta.
Me pregunto si en algún anochecer
podré mirar a través de su ranura
sensaciones parecidas
a este viento que se aleja.

Ana Aridjis


Espacios

Ansiosa
una ciudad persigue con zancadas fuertes,
a veces, es dura vigilante, cierra bajo llave
sus leyendas y sólo transita lo inmediato.

Te envuelve
de espacios que juegan a encontrar su reino
en prolongadas horas de trabajo.

Te cobija
con una pisada celestial que sube por su catedral
y suelta solitarias y embriagantes campanadas.

Te sigue
un auto de luto que en la avenida se pregunta
alguna dirección y en la noche para no desvanecer
prende los focos y alumbra las glorietas indecibles.

Territorio
en vano impregnas de interrogantes y razones
de lado a lado a tenue velocidad voy de paso.

Ana Aridjis


Las manos

Mis manos
son la sombra taciturna
de mi tacto.
Toco con ellas el tiempo,
voy surcando
con sus yemas un destino.
Voy sintiendo que son alas
para nombrar la armonía
de todo el cuerpo.
El equilibrio siente lo suave,
lo húmedo que mide el paisaje
de lo que he vivido.

Mis manos
son las aves que levantan los signos,
toda evocación que moldea
en el aire la escultura de un sueño
como una ciega referencia
el pasto, los árboles, las flores,
para nombrarme algo de este mundo.
Manos en su movimiento
de giro inalcanzable en la imaginación
como una pantalla que abre imágenes.

Ana Aridjis


Sentido opuesto

Vive en las zonas más cercanas
el rostro de otro
el opuesto sentido
que vislumbra las notas más altas,
ansias de mirar lo diferente como tuyo,
de hacerlo propio
una nota de música
que aborda
suavemente el oído
del que canta por el camino.

Ana Aridjis










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