Cuando cantaba yo de ésas que crecen

"Cuando cantaba yo de ésas que crecen 
flores de abril, la vida perfumada, 
entre tantos que flores os ofrecen 
pude daros a vos la más preciada; 
pero, señora, ya no canto nada,
sino las propias penas que entristecen; 
y en vez de canto, regalaros tedio 
ni a vos diera placer, ni a mí remedio.
No es la poetisa ese jardín florido 
donde siempre un jazmín, una violeta
nace para que adorne su prendido 
la hermosa como vos es el poeta 
no siempre la mujer doliente inquieta 
puede cantar como lo habéis querido; 
y en vez de canto regalaros tedio
ni a vos diera placer, ni a mí remedio.
Sabed que al consagraros estas hojas 
del íntimo del alma hoy arrancadas, 
siento de pena las mejillas rojas 
porque lleguen a vos tan destrozadas.
Pero no tengo más están heladas, 
y os pido por favor en mis congojas 
que me dejéis callar, pues no es remedio 
daros, señora, con mis cantos tedio."

Carolina Coronado Romero de Tejada



"El juicio en la mujer es una cualidad tan rara como la sensibilidad en un hombre."

Carolina Coronado Romero de Tejada
Galería de poetisas españolas contemporáneas. La discusión, 1-5-1857 página 289


La luna es una ausencia

Y tú, ¿quién eres de la noche errante
aparición que pasas silenciosa,
cruzando los espacios ondulante
tras los vapores de la nube acuosa?

negra la tierra, triste el firmamento,
ciegos mis ojos sin tu luz estaban,
y suspirando entre el oscuro viento
tenebrosos espíritus vagaban.

yo te aguardaba, y cuando vi tus rojos
perfiles asomar con lenta calma,
como tu rayo descendió a mis ojos,
tierna alegría descendió a mi alma.

¿Y a mis ruegos acudes perezosa
cuando amoroso el corazón te ansía?
Ven a mí, suave luz, nocturna, hermosa
hija del cielo, ven: ¡por qué tardía!

Carolina Coronado Romero de Tejada



Melancolía

"Emilio, ¡cómo apuras
loco de risa el tiempo en la alegría!
no hay tregua a tus venturas,
como en la pena mía
no hay tregua a la infeliz melancolía.

Anima tu contento
la primavera, y mi tristeza acrece:
paréceme que el viento
que aspiro se enrarece,
y la lumbre del cielo se oscurece.

Los campos tan hermosos
a tus brillantes ojos, a los míos
turbios, son enfadosos
anchos espacios fríos,
de objetos, de color, de luz vacíos.

Bastan del arroyuelo
a tu juego infantil las blancas chinas:
la fortuna tu anhelo
cumple, si en las vecinas
mieses con la escondida alondra atinas.

¡Cuánto es el alborozo
que tu impaciente corazón regala!
el temblor de su gozo
la agitación iguala
de la avecilla sacudiendo el ala...—

De niña, el riachuelo
y las aves también me divertían,
y cuantas por el suelo
lindas flores se abrían,
a mi regazo fáciles venían.

Mas ya ¿dónde el hechizo
de esas llanuras para mí se encierra?
si de verde o pajizo
se engalana la tierra,
si brota el árbol, si la flor se cierra.

Un alma alborozada
tantos encantos y mudanzas vea:
la mía desolada
de cuanto la rodea,
sólo con el silencio se recrea."

Carolina Coronado Romero de Tejada



Nada resta de ti

Nada resta de ti… te hundió el abismo.
Te tragaron los monstruos de los mares.
No quedan en los fúnebres lugares
Ni los huesos siquiera de ti mismo.

Fácil de comprender, amante Alberto,
Es que perdieras en el mar la vida,
Mas no comprende el alma dolorida
Cómo yo vivo cuando tú ya has muerto.

¡Darnos la vida a mí y a ti la muerte,
Darnos a ti la paz y a mí la guerra,
Dejarte a ti en el mar y a mí en la tierra
Es la maldad más grande de la suerte!

Carolina Coronado Romero de Tejada



¡Oh, cuál te adoro!

"¡Oh, cuál te adoro! con la luz del día
tu nombre invoco apasionada y triste,
y cuando el cielo en sombras se reviste
aun te llama exaltada el alma mía.

Tú eres el tiempo que mis horas guía,
tú eres la idea que a mi mente asiste,
porque en ti se concentra cuanto existe,
mi pasión, mi esperanza, mi poesía.

No hay canto que igualar pueda a tu acento
o cuando tu amor me cuentas y deliras
revelando la fe de tu contento;

Tiemblo a tu voz y tiemblo si me miras,
y quisiera exhalar mi último aliento
abrasada en el aire que respiras."

Carolina Coronado Romero de Tejada



"¡Vive Dios que es el siglo diez y nueve
de Álbumes tan fecundo semillero,
que a formarlos parece que se atreve,
el mismo Satanás hecho librero!
Así cuando al infierno se los lleve
para quemar allá a todo coplero,
luciremos con luces tan brillantes
que chispas brotarán los consonantes."

Carolina Coronado Romero de Tejada




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