De seguro

De seguro sabes
que la tristeza no es más que un ánimo tan inepto como el silencio
que el silencio no es más que una treta para hablar consigo misma
que hay azufre bajo un botón invisible en el espejo
que las cebollas viven vena adentro y sudan lágrimas largas
todo esto también yo lo sabía en los huesos
la única forma de decirlo fue abrazarte
el mar, gran abrazador de continentes
también sabe abrazar
abraza arrecifes
profundidades
ballenas que cantan
navegantes que mueren
ha tenido que abrazar con toda su agua la basura que lanza el humano
navíos que fallecen
aviones que amerizan heridos de muerte
los abraza
los toma y transforma
solapados restos yacen en su fondo y crecen vida desde el moho
crecen criaturas cuasi-rocosas entre la sal
ven al mar
llora en su hombro
llora en su ancha espalda de olas
llora dentro de su baile de ir y venir costero
de seguro tus lágrimas serán ofrenda
de seguro sentirás el abrazo en cada célula
de seguro te convencerás que hasta las piedras no son inmutables
de seguro te harás sal en el cuerpo de alguna sirena

Aixa Ardín Pauneto


El árbol

El árbol casi estatua
casi silogismo
apertrechado contra la interperie
aferrado al estiércol,
marimpuñado
con un ardor soroco
cimentándolo a su madre.
Todo verdor.
El árbol.

Aixa Ardín Pauneto



Ejecución

Igual quel lenguaje ejecuta muy mal un suspiro
el teléfono ejecuta muy mal tu presencia.
Por eso mejor no te tengo a ti ni a tus besos
que dejen de mirarme tus ojos hoy mismo
porque si no, qué haré cuando
insistas quererme en la distancia.

Aixa Ardín Pauneto


La hoja

La hoja se dejó caer sobre los lirios
buscando llegar al pétalo aún cubierto de rocío,
aún jadeante;
y cayó despacio,
suspirando apenas sus respiros
hasta sentir la suavidad rozar su filo.
Entonces, fue hoja muerta.

Aixa Ardín Pauneto


Mar calmada

Era un agua tan quieta, tan hecha a tu medida
que simulaba un espejo sin fantasmas.
Yo me creí viento, me agiganté en tu osadía.
Soplé el caracol de la guerra
busqué en cada hoja el temblor justo y necesario
tiré por los suelos arenas amanezqueras,
deshechos antiguos, fui huracán y tormenta
para agitar tus aguas, para soltar amarras y anclas
solo para quedar más detenida que nunca al oírte llorar.

Aixa Ardín Pauneto



Se ríen las máscaras

Las máscaras me miran desde sus pedestales
como sombras que han estado ya en mi vientre
y se ríen
porque aún no las veo a tiempo
aunque las reconozca
aunque muchas veces haya dicho nunca jamás.

Aixa Ardín Pauneto



















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