Juego de amor

Deslizaste en tu mesa la baraja
al tiempo en que burlona sonreías,
presintiendo al instante que tenias
en amores y en juego la ventaja.

Con brillo alucinante de navaja
tus cartas se mezclaban con las mías;
y luego, desdeñosa, repartías
esa noche los naipes en voz baja...

¡Eras una moderna pitonisa!
Y al ganar aquel juego finalmente,
ofrendaste a mi espíritu mundano

la gracia de tu frívola sonrisa,
al tiempo en que mostrabas trivialmente
el as de corazones en la mano.

Alfredo Vincenzi

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