La mano que oculta la voz

La mano que oculta la voz.
La voz que silencia los dedos.
Los dedos clavados al grito
que ejecuta la mano.
El poema impreciso.
La mudez que otorga.
No el silencio del que calla,
sino, en todo caso, la renuncia
que nos vuelve frágiles y tolerantes.
La mano mutilada.
La voz de nadie.

Baldo Ramos


La mirada

La mirada se confunde con las cosas.
Se amalgama con la simiente
que anticipa la primera visión,
el vértice de la metáfora.

Escribimos para atravesar
la imposición del sentido
por los puentes de la negación,
ese camino de vuelta.

Baldo Ramos



Nunca tan lejos

Nunca tan lejos
como no estar,
ni tan cerca de ti
como de tu ausencia.

Nunca tan solo,
si es esto la soledad,
como perderte sin saber
qué hace que sea la posesión
ingenua falsedad compartida.

Baldo Ramos


Nunca volvemos

Nunca volvemos
por los caminos
que nos alejan de nosotros.

Baldo Ramos



Quita versos al poema

Quita versos al poema.

Quita palabras al verso.

Que la palabra signifique
por lo que es,
no por lo que significa.

Y que ser
no sea
un simple juego de palabras.

Baldo Ramos


Somos el fruto de la ceguera

Somos el fruto de la ceguera,
simiente que busca en la noche
raíces para el ojo que late
en el oculto tremedal del poema.

Somos la sombra que ignora
la senda que nos devuelve
el cuerpo desahuciado.

Somos el fruto de la ceguera,
estirpe de los días perdidos,
de la nostalgia desandada.
Árbol que crece en la memoria
de lo que ya no somos.

Baldo Ramos











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