Laetitia in umbra

Odalisca de harén que me enamora,
la hora de su cita es la que aguardo
para aspirar la esencia embriagadora
de su carne, olorosa como nardo.

De sus ojos la llama abrasadora
me enardece, punzante como un dardo,
y a su cuerpo de diosa triunfadora
le rinde parias mi laúd de bardo.

De la noche en la sombra misteriosa,
en el muelle diván color de rosa
le brindo mis caricias, mis excesos;

y turbando el silencio de la alcoba
en nuestras bocas, que el placer arroba,
estallan, resonantes, nuestros besos.

Adriano M. Aguiar



Recuerdo a la patria

(En la devolución de los trofeos conquistados
Triple Alianza contra el Paraguay)
por el ejército oriental en la guerra de la

Mayo 21 de 1885 (Fragmentos)

... Soy hijo de ese pueblo que en lucha no se abate
y muere en el combate sin exhalar un ¡ay!
En lid sangrienta y ruda ya demostró a las gentes
que es cuna de valientes el noble Paraguay.
Un pueblo que creyeron ilota, afeminado,
ante el peligro, osado, viril se puso en pie,
como Mesenia supo decir un día «no temo»,
y un nuevo Aristodermo cada hijo suyo fue.
No vieron sus soldados el triunfo en la batalla,
la sangre, la metralla velaron su mirar,
y muertos, si sus palmas negoles la Victoria,
rayo de luz la Historia hace brillar.
Es digno por la patria caer en la pelea,
que fama gigantea se adquiere, sí, al morir;
cobarde es el que olvida lo que a tal madre debe,
aquel que no se atreve por ella sucumbir.
Ejemplo da Espartaco de lo que puede un bravo,
aun cuando gima esclavo de torpe iniquidad,
y de Guarán el nieto que el gladiador osado
que defendió esforzado la patria integridad.
De prolongada guerra, que todo lo devora,
la llama asoladora comienza en Tatay,
ni pueblos, ni campiñas, ni bosques, nada escapa
de Itapirú hasta el Apa, del Chaco al Amambay.

... ¡Cinco años de exterminio! Por fin la hueste fiera
luchó por vez postrera allá, en Cerro Corá,
y López, su caudillo, envuelto en la matanza,
al bote de una lanza rodó al Aquidabán.

Adriano M. Aguiar















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