Misiles en el río

Luz en el agua
Se enciende
Cuando bailan los círculos exactos
Con el golpe
De la piedra
Y rueda el sonido
Destrozando moléculas
Abriendo sentidos
En la tarde callada.
Rumor de hojas y aves alertas
Cuando el río canta
Y la multiplicidad de las cosas
La inabarcable diversidad universal
La complejidad en el laberinto
De infinitos organismos vivos
Se resume en el agua
Rompiendo su paz.
La piedra rodando en el río
Dejando grietas en su corazón
Es como la noche vieja
Creando surcos en el cielo
Para que el día limpio
Imponga
Su dictadura de sol.

Pablo Javier Piacente


Salvarnos

¿La poesía nos puede salvar?
Es como girar en círculos hacia el sol.

¿La poesía nos puede salvar?
¿O por lo menos apaciguar?

Desembrutecernos.
Despegarnos de la tierra pesada.
Calmar el fuego voraz que nos consume.
Parar la maquinaria de vaciamiento.
Hacernos más humanos,
                                   más libres.

¿La poesía nos puede salvar?

Será cuestión de probar la sal de los sueños,
animarse a soñar de día,
viajar en secreto hacia verdes praderas,
subir al árbol plateado de los dones,
arrancar el fruto que nos divide,
mirar a los ojos a Dios
                  sin desviar la atención de su mirada
                                                   de tenue pájaro gris.

¿La poesía nos puede salvar?

Si queremos concluir esta eterna madrugada,
esta noche profunda en la que solamente corremos y odiamos,
enfrentados por estupideces,
dejando la vida en cosas que no necesitamos,

entonces sí,
            la poesía nos puede salvar,

                 en un amanecer de humanidad renovada.

Pablo Javier Piacente



“Si estás atento al presente, el pasado no te distraerá, entonces serás siempre nuevo.”

Pablo Javier Piacente













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