Otra conversación con manuel alejandro

Vuelvo a ti porque me vibra
el pecho como un esclavo.
Vuelvo en silencio. Destrabo
tus pesadillas. Soy fibra
de la voz que te calibra
el llanto, el miedo, los pies
al aire o la estrechez
de un ágora que te espera;
yo soy agua, tu ribera,
si soy eco, tú el envés
que reclama. ¿La estatura?
(se alcanza por un espejo).
Sé viajero en lo que dejo
desde el hueso a la ternura.
Sé tú el héroe o el que augura,
del amor espina y oda,
y del odio que se enloda
sé su cristal que palabras
serán las puertas que abras
con la verdad. De la coda
vuelvo a ti y en ti me quedo.
¿De qué asirme? ¿de la luz?

¿de tu sueño? ¿de la cruz?
¿del que retorna o del credo?
Vuelvo. Es el hechizo. Puedo
sangrar incluso, lo sé,
¿quién lo niega? ¿quién no fue
peldaño de su equilibrio?
Aprende a tañer el vidrio
y si te esquilma, ten fe,
porque la fe será puerto
de la sangre y de la orgía,
del antojo, la porfía,
de la noche y su concierto.
Anda con el pecho abierto.
Cava, ríe, brinda, pasa,
¿mentir? ¡cuidado! La casa
hereda su transparencia.
Yo soy tú, ¿tú? mi inocencia.
El ancho mundo te abraza.

Alejandro González Bermúdez


Teak break

En esta cima hay un claro
propicio para la pausa,
no he de sojuzgar mi causa,
lo advierto por el disparo.
Siempre empiezo por lo caro,
lo fácil denigra el gesto,
y en este punto me apresto
—después de celar el pulso—
a convertir el impulso
sobre el páramo. Mi puesto.

Proseguir —ego del paso—
confirma toda insurgencia.
No hay atisbo de clemencia.
No la pedí. Pero el brazo
que empuje si algún retraso
blasfemo. Donde el inepto
caía se alzó el adepto
y el sabio. Vengo del monte,
de la liturgia. El arconte
que me persiga. Yo acepto.
¿Me espera la gratitud?

¿Algún consuelo? ¿Medallas?
¿Acaso con grandes vallas
la infinita multitud?
Lo que busco es la inquietud
de mí mismo. Nada espero.
Secuelas del desespero
ya tengo. También un hijo.
Por eso mi espacio elijo,
y el idioma, el heredero.


Todo, mas nada yo he visto.
El tiempo ha sido un enjambre
de resplandores. El hambre
sólo un ritual que resisto.
Hay bacanal. No desisto.
Me faltan brutales cuestas,
un aval para protestas,
y el espesor de lo incierto,
hasta el insomnio del muerto
me falta. Y no hay respuestas.

Alejandro González Bermúdez






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