Pan en la siesta

Surca el hondo remanso la píragua,
al pie del umbroso platanal esbelto,
cuyo follaje satinado y suelto
copia en su seno tembloroso el agua.

Arden las playas, al fulgor de fragua
del Sol estivo; y, en la luz envuelto,
relumbra, en chorros, el raudal disuelto
sobre un áspero lomo de cangagua.

Como dormidos en la siesta ardiente,
yacen los campos; y, en el haz de grana
del llano, explende el implacable estío.

Y cruza, y riega en el cristal luciente
del Esmeraldas, su sombra gama
el mirlo negro, trovador del río.

César Borja Lavayen



No hay comentarios: