Soneto

No sois vos, Virgen santa y escogida,
un Dios que rige el estrellado velo,
ni sois tampoco vos el mismo cielo,
no luna, sol, o estrella conocida.

 Ni sois tampoco vos la misma vida,
no ángel de ligero y presto vuelo,
ni como cosa alguna acá del suelo,
por más bella que sea, y más lucida.

Digo lo que no sois, porque deciros
lo que sois, imposible me parece;
a Dios es reservado tal tesoro.

Sólo el que sólo pudo produciros,
a quien toda esta máquina obedece,
podrá decir de vos bocados de oro.

Fray Álvaro de Hinojosa y Carvajal

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