Ahora que estás iluminado

Ahora que estás iluminado
hueles tanto, que nunca las más perfectas rosas
supieron hasta dónde llega tu buen olor;
como la Magdalena, tus manos olorosas
ya tocan los fragantes pies de Nuestro Señor,
ahora que que estás iluminado.

Ahora que estás iluminado
es de cielo tu boca, son de gloria tus labios,
pues gustan en la mesa del reino. Tontería
el néctar de los dioses, el vino de los sabios
y las viandas insulsas de la teosofía,
ahora que estás iluminado.

Ahora que estás iluminado
tocas al Que nos toca divinamente. ¡Manos
más dichosas las tuyas!, tus manos tocadoras.
Tocas, estás tocando con tus dedos cercanos,
a Jesús, el Espejo sin mancha de las horas,
ahora que estás iluminado.

Azarías H. Pallais


Aquel Padre Valle

Aquel Padre Valle! verdaderamente,
que así fueran todos; pero no, señor.
Los otros reciben de la mala gente-
Barba Azules, lobos-, en Tono Mayor,

Dignas alabanzas: muy inteligente,
de buenas maneras, culto, liberal,
no anda con los pobres, sigue la corriente
del mundo, sin regla de uso medioeval;

Dice a los ministros, mi querido amigo,
visita al banquero, tiene mucha influencia,
las viudas enfermas ignoran su abrigo,
pero los señores le piden audiencia.

Las viudas enfermas ignoran su abrigo,
pero los señores le piden audiencia.

Este Padre Valle pasa lejos, lejos,
como un evangelio bello y silencioso;
este Padre Valle tiene los reflejos
super inefables del amor hermoso.

Sus ojos, sus labios, «Leyenda Dorada»
y «Brujas la Muerta» en la imitación
de Cristo; celebra su misa rezada.
Y el camino bello de la perfección,

es su buen amigo.  Al verlo deseo
suprimir el lujo de los monseñores,
para cantar Gloria in Excelsis Deo
con la silenciosa voz de los pastores.

Que iban florecidos en la noche aquella,
en el día blanco de la noche buena:
la mula y el buey, mansos, y la estrella
y la virgen ¡Ave Gratia Plena!

Hermano de versos dormidos, poeta,
hay dísticos, perlas de doble fulgor:
por el Padre Valle, Safiro y Violeta,
la luz de tu libro segundo y menor.

Azarías H. Pallais


Balada de los suicidas

Ojos claros, serenos y misericordiosos,
te pedimos, oh Padre, para ver la partida
de aquellos que se fueron sin acabar su vida.
Ojos claros, serenos y misericordiosos.

Con los ojos cerrados, pobres niños, a oscuras...
Jesús el Viernes Santo se conmovió por ellos,
cuando para tres días, cerró los ojos bellos.
Con los ojos cerrados, pobres niños, a oscuras...

Se les pasó la vida golpea que golpea...
Vamos de puerta en puerta, pero sólo una cosa
calma nuestros anhelos, Hermana Mariposa.
Se les pasó la vida, golpea que golpea...

Si Dios nos revelara cuáles son los caminos...
Hermano que te acercas, hermano que te alejas,
fuera de mi rebaño yo tengo otras ovejas.
Si Dios nos revelara cuáles son los caminos...

Sólo Dios ha contado los verdaderos muertos...
Mi espíritu es un viento que sopla dondequiera:
el humilde que viva y el soberbio que muera.
Sólo Dios ha contado los verdaderos muertos...
Ojo de Agua escondido de la Samaritana...
Voltaire y Vargas Vila pasan, los dos blasfemos-
aguas turbias; nosotros, aguas limpias busquemos.
Ojo de Agua escondido de la Samaritana...

Vivamos nuestra vida muy silenciosamente
como los niños locos de yo juego, tú juegas,
burlándonos de aquellas fatalidades ciegas.
Vivamos nuestra vida muy silenciosamente.

Ciegas para los hombres, pero el Ojo divino...
¡Padre Nuestro, murmura la hormiga franciscana,
es tu luz, de mis ojos, la silenciosa hermana!
Ciega para los hombres, pero el Ojo divino...

Ojos claros, serenos y misericordiosos,
te pedimos, oh Padre, para ver la partida
de aquellos que se fueron sin acabar su vida.
Ojos claros, serenos y misericordioso.

Azarías H. Pallais


Entierro de pobre

Entierro de pobre, ya sabes, amigo.
No quiero que vengan los otros, conmigo.

Los otros, aquellos del otro camino,
los que me dijeron: es agua tu vino.

Los que sacudieron mi rama florida
Para tejer burlas, en charla subida.

Entierro de pobre, ya sabes, amigo,
sin flores horribles de trapo, contigo,

Y mis cuatro hermanos bellos, silenciosos,
sin esa etiqueta, sin esos curiosos,

Sin los obligados que dicen: debía
venir al entierro y en charla vacía,

Prosiguen narrando su gracioso cuento.
Entierro de pobre.  Mi acompañamiento

Será de unos pocos.  La misa temprano,
de aquel Padre Valle, canto gregoriano.

En iglesia pobre y un solo cantor:
misa verdadera de Nuestro Señor.

También te suplico, me libres, hermano,
del insulto magno.  Al diario profano,

Que a diario blasfema, dile, que no es cierto,
que quién le ha contado que me hubiese muerto

Que estoy bueno y sano y así no dirán
sus majaderías de parrampamplán:

Noble, generoso, digno, caballero,
ciudadano probo, patriota sincero,

De firme carácter, hombre superior...:
y otros disparates del mismo color.

Acuérdate hermano de todos aquellos
versos de mis libros, silenciosos, bellos.

Del «Agua Encantada», de estos mis «Caminos»
que son el consuelo de los peregrinos.

De «Espumas y Estrellas», del «Libro Menor»
que a todos encanta por su buen olor.

Entierro de pobre, ya sabes, amigo.
No quiero que vengan los otros conmigo.

Azarías H. Pallais


Los caminos después de las lluvias

Desde que era muy niño, saltaba de alegría
cuando la fresca lluvia de los cielos caía.

Chorros de los tejados, vuestro rumor tenía
el divino silencio de la melancolía.

Los niños con las manos tapaban sus oídos,
y oyendo con asombro los profundos sonidos

del corazón, que suena como si fuera el mar,
sentían un deseo supremo de llorar.

Y como por la lluvia, todo era interumpido,
se bañaban las cosas en un color de olvido.

Y vagaban las mentes en un ocio divino,
muy propicio a los cuentos de Simbad el Marino.

Las lluvias de mi tierra me enseñaron lecciones...
con Alí Babá, pasan los cuarenta ladrones.

Y cantaban mis sueños en la noche lluviosa:
Lámpara de Aladino, lámpara milagrosa!

Y al caer de la lluvia, la criada más antigua
desgranaba sus cuentos en una forma ambigua.

Otro de los milagros que en la lluvia yo canto
es que, al caer sus linfas, se pone un nuevo manto

mi ciudad, que al lavarse... yo pienso en una de esas
austeras e impecables ciudades holandesas:

una ciudad lavada, sin polvo, nuevecita,
donde reza el aseo de su plegaria bendita...

Son todos los caminos como flor de aventura
para el dulce Quijote de la Triste Figura.

Azarías H. Pallais



Los que no somos gente

"Qué lástima, no puedo. Disculpe, mas ahora
yo tengo muchas cosas que arreglar. Otro día
no vendrá usted de balde, mi amigo. Sin demora
cumpliré su demanda como si fuera mía".

Los que no somos gente llegamos a deshora,
con las puertas cerradas, bajo la noche fría,
fracasados gitanos de la turba incolora
que volvieron y vuelven con la mano vacía.

¡No! ¡No! ¡No!, todos pasan diciendo. Vuestras puertas
son para los caminos de las ciudades muertas,
mundo, demonio y carne de las Flores del Mal.

Con tal que no nos cierre sus puertas de lejana
claridad Jesucristo, la dichosa Mañana,
la Mayúscula Prima del divino misal.

Azarías H. Pallais


Noticias buenas y malas

Noticias buenas y malas.
Siempre la tragi-comedia.
Libres. Esclavos. Paz. Balas.
Modernismo y edad media.
Y bárbaros, sobre todo.
La barbarie nunca falta.

El hombre, fiera, sin modo
sobre sus víctimas, salta.
Sus víctimas!, si pudieras
contarlas! No, no podrías,
arrojadas, en las eras
hondas de las tiranías.

Nerón-Calles. Y tus labios
manchados por este nombre.
Homo Sapiens de los sabios,
homo lupus es el hombre
sin Jesús. Y punto y coma.

Lindbergh vuela, vuela, vuela.
Yanquilandia, mitad Roma
y mitad Cartago, vela.
De tanto velar, se enreda.
Y aunque no se ve camino,
todos pasan, sólo queda
indeclinable Sandino.

Por sus pequeños hermanos
¡Dios se lo pague! Sandino
protesta con las dos manos
alzadas. Será molino
de viento, como los otros?
Será juego del interés?
Y que relinchen los potros?
Y que hablemos en inglés?

Azarías H. Pallais








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