Aquella música que nunca...

Aquella música que nunca
acepta su armonía es armonía:
arpegios que se miran en la luna,
trinos que se regalan el oído
son sucia miel, no música

Tienes ejemplos en las olas
que saben que su próxima batida
en el acantilado no es la última
ni la mejor de todas
y en la lluvia
que da su aroma a tierra agradecida
y no puede sentirlo

De la lucha
contra tus propios ídolos
nace toda, la única
armonía celeste: lluvia, olas
son insatisfacción, son melodía,
inagotable música.

Aníbal Núñez



El oráculo

-¿Pandora volverá?
-Pandora vuelve:
polvo de plata esparce el viento
por bosques y abalarios.
                                   Un esquife resbala
por el lago inclinado:
                                   Otra especie
que se nos va: el saberlo
no oculta al sol: Que sea bienhallada
la hija de lo múltiple.
                                 Más cerca
ya el azul sin reproches, el todo sin dolor:
el paraíso
Nunca se hubo perdido. La memoria nos
                                sobra
cuando vuelve, regresa
la que sembró de mal el pensamiento-

Aníbal Núñez


Encuentros

Tibio yeso tus ojos tienden sobre
mi corazón en ruinas: rapidísima
reconstrucción de un templo a ti advocado.

Aníbal Núñez



Epitafio para la foto del baile:

Un fotógrafo fue quien cogió, al vuelo
de los pasos del rock, como un espía
de convenios de amor, la simetría
reciente de tú y yo: baile en un cielo.

Ya frente a la inminencia del pañuelo
del adiós prometimos: sólo había
que esperar que picase en el anzuelo
la hora de recobrar la compañía.

Mas todo se ha quedado en el tintero:
nuestro común proyecto de alegría
y el concertado rumbo compañero.

Hoy yace nuestra fiel fotografía
en un cajón -yo fui el sepulturero-:
6 x 9 de muerte de aquel día.

Aníbal Núñez


He metido las manos...

He metido las manos en el fuego
por saber si era cierto su suplicio
y supe -el si era o no lo supe luego-
que el saber esperar ya no es mi oficio.

Y lo es desesperar, quiera o no quiera,
y es el seguir no hallándote en lo oscuro
de esto que llaman llanto por ahí fuera
y yo de que es mi vida estoy seguro.

Y aunque tu mano tarda, a mí me duele
como si no llegara nunca. ahora
me entretengo en trenzar melancolía.

Después vendrá la pena como suele
venir: para avisarme que es su hora;
y el estar solo a hacerme compañía.

Aníbal Núñez San Francisco


Morir soñando...

Morir soñando, sí, mas si se sueña
Ilusión es la muerte, fe la vida,
Guerra la paz; y si la paz se olvida
El tiempo al fin de eternidad se adueña.

La desgana de ayer ¿qué nos enseña
Deshaciéndose en hoy? Abierta herida
El empeño de hacer que la aprendida
Ventana dé al vacío que se sueña.

No se matan los sueños con la muerte.
¿A qué representarla con tal ceño?
Morir es aprender lo ya sabido,

Vivir la vida no es negar la suerte.
No sabemos, Miguel, si es que te has ido
O sigues con nosotros en el sueño.

Aníbal Núñez


Paradisaea papua

La hembra no tiene nada de notable
sus plumas pasan
del blanco al beige por gradaciones suaves

Ni por todo el oro del mundo
me tomaría la molestia
de examinar al macho y cuándo llega
a toda su belleza. Prefiero a este respecto
fiarme del testimonio de los nativos fieles

Estas aves
a pesar de haber visto alguna de ellas
en cautividad
inspiran el deseo de perseguirlas
en sus bosques natales

Pero para cazarlas, sorprenderlas,
es del todo preciso ir vestido de gris.

Aníbal Núñez




Tríptico de la tristeza, de la melancolía y de la alegría

Sosiego: luce el élitro
bajo la piel de la manzana.

Es pulpa la tristeza, miel el dolor perdido:
tener ahora delante la fuente de aquel bosque
donde se baña la princesa y
no echar de menos su blancura, el rezo
de los enhiestos abedules
ni el cascarón de vieja que cuida de los gansos.
Luce sin resplandor justa tristeza,
larguísima tristeza que a la lejana estrella
nos une desde esta estancia en la que, sórdido,
disfrazado de espacios, el tiempo nos engaña.

2
Algo trazó unas letras: el ruido fue, ayudando
a un corazón turbado que se prolonga en dedos
sobre una caja yerta que contiene dibujos:
(                                                                               )
una reyerta entre raíces, desfIladeros tensos,
vestiduras convulsas, damas en sepia, tenebrosos
monjes, monstruosidades en madera.
No hay silencio; rememorarlo se hace
imposible: se escuchan fugas, cursos,
desbocadas señales: no, el cristal
no descansa. Y la melancolía
ahoga a través del aire que se bebe el herbario,
dueña se hace en el ámbito donde todo es ajeno

3
Algunas desoladas veces
luce, débil: y lo que la sustenta
-filo de vuelo, piedra mojada en sol,
brote de primavera- vale
para representarla, de vacíos
que están los corazones desamueblados de ella.

Si no viniera a trozos
o a relámpagos, ¡Cómo
ibamos a cansarnos de repartirla! ¡Cómo
bajo su lluvia íbamos a dejar la guarida!

Aníbal Núñez



Tú tan aficionada a los pañuelos...

Tú tan aficionada a los pañuelos
habrás a la sazón hallado alguno
para tu desazón paño de lágrimas
bayeta de la tiza testaruda
que narra nuestro amor velo sagrado
en tu éxtasis de música y luciérnagas

Jirón venda bandera telaraña
y sábana su cuerpo sobre el tuyo
húmeda ¿Me equivoco?
-Si: sudario.

Aníbal Núñez



Vulcano Eros Addatopem

1
De nuevo llueve y lunas
se suceden: el ara
en la espera se moja,
de hiedra se recubre,
de líquenes se llena
en la espera del fuego
ritual que era suyo.

2
Se repiten los soles,
calcinanse las yerbas
alrededor del fuego
ritual que, sin ara,
se purifica solo,
quema tiempo en la espera
del ara que era suya.

3
El ara se lamenta:
"Fuego, ¿por qué no vienes,
"por qué sólo consumes
"lentos atardeceres
"y destilas silencio?
"Necesito tus llamas
"aunque cegase el humo:
"sin tu sagrada lengua
"el sacrificio es vano.

4
Se justifica el fuego:
"Ara, calla, no es digna
"la piedra que otro fuego
"ha encendido, ni digno
"seré de sacrificio
"si no quemo el escombro
"de otras aras extrañas
"mi soledad templando.

5
El ara es pozo, el fuego
es arroyo: se seca
el lodo rojo; estanque
que refleja la tarde
lo que era torrente
en busca subterránea.

6
Es mina el pozo. es pico
el torrente de fuego.

7
Fue el tiempo necesario.
preciso fue el trabajo,
la fragua para el hierro,
para la greda el agua.

8
Herramientas abierta
la galería encontraron:
ajenas herramientas
donde la veta pura
inerte se ofrecía.

9
(El hierro se empeñaba
en canteras inútiles.
en falsos minerales
y mentidos filones)

10
Matente mina, pozo,
galería mantente,
ara, espera: algún día
el fuego, el hierro, el fuego
arroyará tu boca
y el lodo rojo, entonces,
dejará de ser polvo.

 Aníbal Núñez


Ya lo sabes, amada...

Ya lo sabes, amada
ahora podemos
realizar nuestros sueños imposibles
esa luna de miel en cielo exótico
viaje todo incluido
vistas al mar crepúsculos
íntimos revisados por expertos
a nuestro alcance todos
los silencios románticos
con el nuevo sistema de cómodos
pagos a plazos: a escoger
islas privilegiadas o lugares
de gran mundo -aquel sueño
ya es una realidad-
(o bien quedarse aquí junto a la brecha
al lado de la lucha que aún hay tiempo
de jugarse el pellejo para algo)
una de dos, amada mía, no olvides
que elegir es el único problema
que este sistema ofrece.

Aníbal Núñez












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