Edición paterna

Cuando en la casa
entraba tu río tibio
mojábamos en él las manos
y las risas
padre

Recuerdo bien
aquella vez que subí por tu mirada
concurriendo a la dulce cita de tu voz

También
cuando tomabas
tu espada de civil tu lapicero
y nos hacías cartas a medida
como un sastre que escribe deletreando
sus puntadas

y cuando en el destierro
te vi el rostro surcado de tus manos
oyéndote decir Perú mientras leías

puro sol nuestro de cada día
dánoste hoy
padre

Augusto Elmore



Tú no permaneces

El tiempo permanece
en la mirada que te doy
como si fuera historia susurrada
paloma inhalada
para tenerla presa

Como si salieras del alma
vestida de fiesta
y en mis ojos te apresara
toda mirada

El tiempo permanece
y tú no

Augusto Elmore








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