Casimiro

Se murió Casimiro, el cacorrezno
venido de ultramar
y Gonzalito Mallarino y Gabo
lo fueron a enterrar.

Metiéronle tres velas por el culo,
tapiáronle con semen la nariz
y para terminar, coquetamente,
atáronle en el pene una lombriz.

Terminada la triste ceremonia
verraco y semental Mutis entró
y, asesorado por Fernández Gómez,
el cadáver violó.

Y luego, sacudiéndose la pinga,
el tendido cadáver hisopeó
y, con la voz quebrada por el llanto,
el siguiente discurso le espetó:

“Más cacorro que un lirio fuiste en vida,
más ponelón que trompo de escolar,
más descarado que una calavera,
¡oh, puto singular!

”Espejo de cacorros postgraduados
fuiste a la pederastia siempre fiel.
Por eso has merecido este homenaje
de Gonzalo, de Pepe y de Gabriel.

Así por sus acciones tienen premio
en el mundo los hombres al morir.
Seguid, ¡oh maricas!, el ejemplo
del noble Casimir”.

Arturo Camacho Ramírez


El día de la muerte

Lleno de certidumbres como un muerto
cuyo se ama con la tierra
ando de mar a mar, de puerto a puerto,
pidiendo olvido y perdonando guerra. 

Y voy entre sonámbulo y despierto,
hecho a un amor de duelo que me aferra
la voz y oprime su vocablo yerto
como ceniza que al invierno aterra.

El día de mi muerte está en mi mano,
turbia moneda gris, lento pañuelo,
en vez de áurea medalla o vela henchida. 

Y yo lo pongo al borde del verano
como un mordiente y trágico señuelo
que enceguezca los ojos de la vida.

Arturo Camacho Ramírez


Fruto del sueño

A paloma de nieve condenado
a flor de llama al viento sometido,
a lluvia desgajada estatuido
fruto del sueño, ciervo degollado;

te meces en el aire, vulnerado
fantasma de los ojos desprendido,
carbón en cuyo rostro se ha encendido
lo que la muerte tiene anticipado.

Vienes con pasos turbios de cautela,
en las frondas del sordo duermevela,
como las huellas del asesinado

amor que ayer nos entregó la suerte
un minuto no más y que hoy se vierte
sobre el fulgor del pecho derramado.

Arturo Camacho Ramírez


La desconocida

Yo conocía la desconocida. 

Tenía mejillas, trajes,
ausencias y desvelos,
pasaporte a morir, algunas joyas,
lápices para labios y un pañuelo. 

Salía por las tardes,
soportando en silencio la invasión de las luces,
la ecuación del verano en su cintura,
su sonrisa espaciosa
como una orquesta suelta en los jardines,
el agua en pabellones ambulantes
y el entristecimiento
de ciudades apenas entrevistas.

Arturo Camacho Ramírez



Nada es mayor

Nada es mayor que tú: sólo la rosa
tiene tu edad suspensa, ilimitada:
eres la primavera deseada,
sin ser la primavera ni la rosa.

Vago espejo de amor donde la rosa
inaugura su forma deseada,
absorta, inmensa, pura, ilimitada,
imagen, sí, pero sin ser la rosa.

Bajo tu piel de nube marinera,
luz girante tu sangre silenciosa
despliega su escarlata arborecida.

Nada es mayor que tú, rosa y no rosa,
primavera sin ser la primavera:
arpegio en la garganta de la vida.

Arturo Camacho Ramírez


Pesadilla 

Un ángel dolorido y polvoriento
abre los ojos sobre la pintura
y se arrastra en la gris desenvoltura
de la línea que inicia su tormento. 

El color lame allí como un lamento,
hecho para la infamia y la locura.
espacios sin ventanas en la oscura
claustrofobia espacial del firmamento. 

Vives al pie de la primera nube
Y tu rostro drolático se sube
Como un espectro al clímax del espanto.

Demonio por sí mismo poseído,
Faro sin lumbre, sin pecho latido,
Croquis del Bosco en explosión de llanto.


Arturo Camacho Ramírez


Soneto a la Valenciana

Para Álvaro Cepeda Samudio,
chofer adolescente
        
Abandona un momento tu lecho cuneiforme
de faquir sodomita que en anhelo tardío
–¡cacorro innominable, pederasta de río!–
revuelcas en el fango tu espalda proteiforme.

Príapos ebanitas cércante con su enorme
ménsula espatulada y un Apolo cabrío
insemina tus glúteos al ardor del estío
con el chorro implacable de su sexo disforme.

Por ti, Gabo mastúrbase insomne en L...

Arturo Camacho Ramírez



Su éxtasis envenenado
circula aceites marítimos
y menudas golondrinas
hechas de carbón y vidrio
que se entrelazan buscando
equivocados caminos 

Arturo Camacho Ramírez













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