"Hay dos cosas que me gustan mucho que salieron de América para España, es decir, como los hijos que devuelvan algo a su madre. En la primera mitad del siglo XX, Amado Nervo, que cambia la forma de escribir la poesía española. Y en la segunda mitad del siglo XX, Borges con la prosa. La prosa de Borges cambia por completo la prosa en lengua española. Todos los autores españoles empiezan a concentrarse, hacer la estructura totalmente distinta."

María Kodama



"Nunca quise alejar a Borges de nadie, fue el comportamiento de sus amigos lo que alejó a Borges de ellos. Bioy, en ese diario que van a publicar muestra también como le envidiaba, como le utilizaba. Quizás sea cierto que le tuvo mucho afecto pero también es cierto que era muy egoísta. Un día Borges me dijo: “Adolfito sólo viene o me invita a comer cuando quiere leer o que yo corrija cosas de él. Pero nunca me invita al campo”. Yo le insistí: “Pero, Borges, a usted no le gusta el campo”, y él me contestó: “Eso no importa. El debe proponérmelo y yo, en todo caso, decir que no”. Borges era tímido pero, como todas las personas introvertidas, muy observador de la personalidad y del alma del otro. ¿Por qué no iba yo a querer a sus amigos? Yo soy oriental y no soy celosa. Los celos son amor propio, no amor al otro."

María Kodama



"Porque como usted podrá recordar Alvarado, en dos ocasiones burló las aspiraciones de Arthur Lundqvist, el académico sueco que prácticamente concedía el Nóbel a los escritores de nuestra lengua. La primera, cuando Victoria Ocampo le trajo hasta Buenos Aires, le organizó una cena en San Isidro y puso a Borges al lado del sueco, que con su tradicional apetito de gloria leyó a Borges uno de sus poemas y Borges le dijo que le parecía digno del inventor de la dinamita, y luego, cuando en Chile le ofrecieron aquel doctorado en la Universidad Católica siendo Pinochet el dictador y le llamaron para advertirle que si iba a recibirlo no recogería el Nóbel ese año y Borges respondió que había dos cosas que un hombre no se puede permitir: Ni amenazar ni ser amenazado, ni chantajear ni ser chantajeado. Fue muy genial porque le dije: Borges ¿por qué no lo piensa?, puede decir que no se siente bien, que está mal. Y no olvido que tomándome por los hombres me preguntó: ¿Usted lo haría? Y le respondí: Usted sabe que no. Entonces dijo: ¿Por qué quiere que yo lo haga? Lo cierto es que ese traductor y poeta sueco no quiso nunca a Borges. Recuerdo que Lundqvist tenía un emisario español que visitaba el mundo de habla hispana recibiendo elogios de cuanto candidato había en esos años, incluso creo que el emisario recibió algún premio Nóbel de manos del rey sueco.
Pero Borges también se reía mucho con ese asunto del Nóbel. Recuerdo que un día lo detuvo un señor en la calle y le dijo: Maestro, voy a hacer una promesa a Dios para que se lo den este año, y Borges respondió: Dios lo libre de hacer eso, si es que Dios existe. Porque si me lo dan este año seré uno mas en la ya larga lista, pero si no, me convierto en un mito escandinavo, en ese hombre que siempre se presentaba y no se lo daban, prefiero ser el mito escandinavo, el eterno aspirante."

María Kodama


"Yo tuve una experiencia muy interesante porque yo decía lo que pensaba sobre las obras que él escribía. Si no me gustaba le decía: no. “Me parece absurdo eso”; “no me gusta”. Por ejemplo, El aleph yo le decía: “A mí no me gusta. Lo que tiene de fascinante es la descripción que usted hace de El aleph pero lo demás no me interesa. Me parece que desvaloriza el cuento”. Yo le decía lo que pensaba de su obra, pero desde que tenía 16 años en adelante. Y le decía por qué para mí, no quería decir que lo fuera para todo el mundo. Él me preguntaba y yo le contestaba."

María Kodama












No hay comentarios: