Muerte de toro y torero

Ya está finalizada la faena;
capote, pica y tres de banderillas,
muleta en derechazos, maravillas,
dormidos naturales en la arena.

Presente es de la muerte la condena,
del toro o del torero. Las orillas
se tocan. Se abren ya las paletillas,
y el asta va apuntando a la safena.

Acero parte en dos su negro manto,
mirando hacia el tendido, despedida
y un ángel que impotente rompe en llanto.

Echada hacia los dos, ya está la suerte,
que al cruce de tu vida con mi vida
se encontrará mi muerte con tu muerte.

Antonio Jiménez Luna


Raptado por la musa

Divago, ya navega el pensamiento
meciéndose en las redes de la mente,
me muestro en evasión, indiferente.
Me voy de este lugar y este momento.

Supones mi presencia, mas me ausento,
sospechas que me tienes justo enfrente,
no notas que me fui, tan de repente,
sin tú poder tomar mínimo aliento.

Lanzándome su soga al corazón
la musa me llevó por su sendero,
yo me dejé raptar con alegría.

Por expulsar de ti la desazón
te habré de ser mi amor, veraz, sincero:
te he vuelto a ser infiel... con POESÍA.

Antonio Jiménez Luna



Si no te tengo cerca...

Si no te tengo cerca, te imagino,
me lanzo al laberinto subconsciente,
y traigo el dulce gesto hasta mi frente.
Tu rostro en mis pupilas ilumino.

Si no estás a mi lado en el camino,
si estás en un lugar tan diferente,
yo busco en los recodos de la mente,
y al fin, si no te encuentro, te adivino.

Me enredo en las neuronas del recuerdo,
retuérzome en la red de mi memoria.

¡Mas oigo, mitad loco, mitad cuerdo,
tu voz que llega y suena como a gloria!

Me acoges en tus brazos, ya me pierdo
y ruedo entre las ruedas de tu noria.

Antonio Jiménez Luna


Soneto a Córdoba

Si Córdoba no fuera, no habría Mayo,
ni Patio de Naranjos, ni Mezquita,
ni flores, ni callejas, blanca ermita,
ni Madinat Al-Zahra, gran serrallo,

ni Arcángel, ni guitarra, ni caballo,
mujeres de un mirar que resucita,
ni cuna de toreros exquisita,
ni el cordobés sombrero contra el rayo.

Cristiana y mora, blanca Judería,
crisol de las culturas de la tierra,
sin Córdoba, este mundo no sería.

¡Y es tanta la belleza que se encierra,
que si del orbe Córdoba faltara,
mi Dios con un chasquido…la creara!

Antonio Jiménez Luna






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