"Una ciudad en la Pelasgia tesprota, donde crecía una encina, era el oráculo de las profetisas. Cuando se entraba en el oráculo para plantear una pregunta, la encina realmente empezaba a moverse y a emitir un sonido, y las mujeres levantaban la voz: “Así habla Zeus”..."

La Suda (Σοῦδα, Souda o Suidas)
Tomada del libro de Philipp Vandenberg El Secreto de los Oráculos, página 54


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